La Vanguardia

Rock de las vísceras

Ariel Rot publica ‘La manada’, una obra donde regresa al rock más musculoso

- ESTEBAN LINÉS Barcelona

Contento con la obra que acaba de ver la luz, un brioso álbum rockero titulado La manada (Warner), Ariel Rot explicaba esta semana que su satisfacci­ón se debía, entre otros motivos, a que es un disco orgánico. ¿Y eso qué es en su vocabulari­o? “Que sale de las vísceras, a diferencia de los otros que he venido haciendo”.

El siempre dinámico músico argentino (Buenos Aires, 1960), tranquilo de apariencia pero internamen­te siempre en ebullición, ha alumbrado una obra escrita íntegramen­te por él y grabada con su actual grupo, los mismos músicos con los que emprenderá una gira por escenarios españoles que aterrizará en la barcelones­a sala Apolo el 18 de noviembre. “Aún no hemos comenzado a ensayar el directo, ni siquiera he mirado el potencial repertorio”, confiesa el también glorioso integrante de Tequila y Los Rodríguez. “Estoy trabajando sólo mi parte del show, quiero que muchas cosas ya estén incorporad­as cuando empiecen los ensayos con el resto de la banda, que, la verdad sea dicha, se saben mucho mejor que yo las canciones, las grabaron y su parte la dominan mucho más que yo, que la fui haciendo por partes”.

La obra anterior de Rot había sido una de carácter reflexivo, La huesuda, “aunque en ningún caso conceptual, que es algo a lo que no soy muy dado cuando hablamos de discos. Y es en comparació­n con esa huesuda, esta manada es mucho más espontánea, más honesta, más animal, y, como decía antes, más orgánica”.

Escuchándo­lo, hay que dar la razón a esos innumerabl­es seguidores y críticos que han calificado su flamante álbum como “el disco de rock que estábamos esperando de Ariel”. “Estoy muy contento en cómo lo hemos acabado porque hay una combinació­n de rock y balada en la medida que a mí más me gusta: como siempre he hecho en mis discos en solitario, he procurado no meter demasiados ingredient­es juntos; sí he incorporad­o algo de swing, es decir, música americana de los cuarentena, que es bastante guitarrera, pero en cambio no hay rastro de ningún ritmo latino. Y lo que más abunda es un rock musculoso, trepidante, pesado incluso”.

Pero no todo fue tan sencillo al principio. Después de tres años de publicar y dar vida a La huesuda, “cuando tuve que enfrentarm­e a hacer un nuevo disco me quedé totalmente en blanco. Arranqué bloqueado, un poco angustiado; además, en mi cabeza corrían varios proyectos, como hacer un directo con material nuevo, o proyectos externos, más de marketing tipo disco de dúos y cosas así”. Eso fue de hecho reflejo de que “estaba bastante desquiciad­o, pasaba una crisis personal. Me encerraba en el local con la guitarra puesta a todo gas y cantaba o, simplement­e, hacía gritos primales y me quedaba desahogado. Cuando oía algo interesant­e, lo grababa; era todo caótico pero muy hermoso a la vez”.

¿Y de qué va La manada? “Hay algo de nostalgia; habla de ese grupo de gente que estuvo a mi lado, habla de historias de amigos y amigas, de gente que se fue, de músicos, en fin, de ese grupo que acaba siendo más importante incluso que tu propia familia”.

“Mi música me ha salido más orgánica, espontánea, honesta, en una palabra, más animal”, dice el rockero

 ?? ÀLEX GARCIA ?? Alma rockera. El músico, fotografia­do en Barcelona esta semana, regresa a las arenas de rock sonoro sin medias tintas; lo demostrará en la sala Apolo el 18 de noviembre
ÀLEX GARCIA Alma rockera. El músico, fotografia­do en Barcelona esta semana, regresa a las arenas de rock sonoro sin medias tintas; lo demostrará en la sala Apolo el 18 de noviembre

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