Siria enfrenta a Rusia y EE.UU.
Washington pide prohibir los vuelos y Moscú envía un portaaviones
El icónico edificio de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), en la Primera Avenida de Manhattan, se ubica a miles de kilómetros de Alepo. El secretario general de la institución, Ban Ki Mun, recortó ayer las distancias.
“La tragedia siria nos avergüenza a todos”, afirmó en una reunión extraordinaria del Consejo de Seguridad, brazo ejecutivo de la ONU, en un intento por reanimar el doliente alto el fuego acordado hace unos días y que muchos dan por muerto.
“El fracaso colectivo de la comunidad internacional persigue a cada integrante de este consejo”, destacó. Dio unas pinceladas de la tragedia: “Más de 300.000 sirios han muerto, la mitad de la población ha sido desarraigada y la mayoría de las infraestructuras se han convertido en ruina”.
En ese contexto, Ban incidió en que “la división dentro de Siria muy a menudo se ve amplificada por la división regional y se refleja en este consejo”. Su sentencia, “estas divisiones condenan a Siria a su terrible destino”, se manifestó de inmediato en ese foro.
El secretario de Estado de Estados Unidos, John Kerry, y el ministro de Exteriores ruso, Serguéi Lavrov, hicieron más que patente el lamento expresado por el secretario general. Coincidieron en la necesidad de restaurar el alto el fuego. Pero se expresaron a base de reproches y acusaciones a cuenta de la culpa por el bombardeo de un convoy humanitario de la ONU el pasado lunes.
La caravana sufrió la destrucción de 18 de sus 31 vehículos. Murieron al menos 20 personas, lo que llevó a las Naciones Unidas a suspender sus expediciones. Ayer se anunció su reanudación.
Desde EE.UU. se culpó directamente a Rusia, máximo aliado del Gobierno de Bashar el Asad, de ser el presunto autor de esa masacre. Kerry solicitó en el Consejo de Seguridad que la aviación siria deje de sobrevolar las zonas estratégicas controladas por la oposición.
“Este ataque ha asestado un golpe muy duro a nuestros esfuerzos para llevar la paz a Siria y plantea profundas dudas sobre si Rusia y el régimen de El Asad podrán cumplir con las obligaciones que aceptaron”, señaló.
“Creo que para restaurar la credibilidad en el proceso debemos intentar dejar inmediatamente en tierra todos los aviones que vuelan en las áreas” que son estratégicas para el paso de la ayuda humanitaria hacia el norte de Siria, afirmó John Kerry. Mientras trascendía que Moscú había decidido trasladar a esas aguas a su portaaviones Almirante Kuznetsov, el Ministerio de Defensa ruso trató de contrarrestar las acusaciones añadiendo otro factor. Según sus servicios de inteligencia, drones estadounidenses fueron detectados pocos antes del ataque al convoy de la ONU.
En su réplica en el Consejo de Seguridad, Lavrov pidió que se desarrolle una investigación imparcial de ese incidente. El jefe de la diplomacia
REANUDACIÓN La ONU restablece los convoyes de ayuda humanitaria pese al ataque del lunes
ALEPO Un nuevo ataque mata a dos enfermeros, dos conductores de ambulancia y 10 civiles
rusa aconsejó no dejarse llevar por “reacciones emocionales” a la vista del informe de EE.UU. de que Moscú o Damasco son responsables.
“Insistimos en una investigación imparcial y a fondo del ataque”, subrayó Lavrov. En este sentido, destacó que “primero se habló de que había sido un ataque de artillería y luego de un helicóptero o aeronave”. Aseguró que su departamento había proporcionado toda la información de la que disponían, incluido un vídeo en tiempo real del suceso.
Ese incidente no es algo aislado desde la entrada en vigor del alto el fuego, el pasado día 9. Estados Unidos reconoció el sábado que había bombardeado tropas sirias por
error. Hubo unos 80 muertos y pararon su incursión cuando Rusia le advirtió que no estaban dirigiendo sus objetivos contra terroristas. En este suma y sigue, hubo otro ataque la noche del martes en la región de Alepo contra personal sanitario. Varios aviones de combate atacaron a un grupo que prestaba ayuda sanitaria en Jan Tuman, al sudoeste de Alepo, y murieron dos enfermeros, dos conductores de ambulancia y diez pacientes. Otro enfermero está muy grave. La agresión se produjo cuando, después de una primera incursión, estaban prestando ayuda a los heridos.
Una de las delegaciones presentes en las Naciones Unidas más concernidas por la guerra y por la presencia de refugiados sirios es la libanesa, que expuso los graves problemas que están provocando en este pequeño país, tan frágil. Líbano es el gran olvidado de esta catástrofe interminable. Su primer ministro, Talal Salam –la presidencia de la república sigue vacante desde hace un par de años ante la imposibilidad de elegir un jefe del Estado–, advirtió que Líbano está en peligro de derrumbe. “Lo que ha hecho mi país de cuatro millones de habitantes acogiendo a más de un millón de refugiados es inaudito. ¿Cuándo espera ayudarnos la comunidad internacional? Primero hay que elaborar un plan, seguro y digno, para que regresen a su país. Es la peor crisis de refugiados de la historia, con todas sus tragedias, sus crímenes, las violaciones de derechos humanos, la destrucción del futuro de los pueblos”.
El número de refugiados sirios aumenta cada día, sobrepasando a los que están instalados en otros países a causa del índice de natalidad, que no cesa de crecer. Los sirios que llegan a Líbano son los menos educados, los más pobres y vulnerables. No se olvide que esta tierra ancestral ha dado acogida desde a los cristianos maronitas procedentes del Este hasta a los armenios que huyeron del genocidio turco o los palestinos de 1948 y de 1967, que constituyen una comunidad establecida de unas 300.000 personas, a las que hay que añadir otros miles de refugiados iraquíes.
Los libaneses, cristianos y musulmanes juntos, siempre han rechazado la “implantación palestina”, que se ha convertido en un hecho consumado, pese a todas sus declaraciones en contra. No olvidan que fueron los gobiernos árabes de El Cairo, Damasco, Bagdad los que los forzaron, mediante unos controvertidos acuerdos nunca publicados, a recibirlos. Ahora existe un plan teórico que debería ser financiado por los estados árabes que no acogen a los sirios, para organizar en un plazo de dos años su retorno. Pero, sin ayuda de la comunidad internacional, que a veces critica las condiciones en que viven los refugiados sirios, a los que aquí se considera simplemente desplazados, para evitar que se repita la situación de los palestinos, su realización se hace esperar.