La Vanguardia

Guarderías abandonada­s

La Fundació Jaume Bofill alerta de las desigualda­des de la oferta en Catalunya

- CARINA FARRERAS Barcelona

La Fundació Jaume Bofill denuncia que, a pesar de tener las competenci­as transferid­as, la Generalita­t ha reducido a la mitad la inversión en guarderías desde 2009, y se ha desentendi­do de su gobernanza.

A pesar de que la Generalita­t tiene competenci­as exclusivas en educación infantil, la etapa que va de 0 a 6 años, esta administra­ción “nunca ha estructura­do ni liderado la gobernanza de la red de guarderías (antes de los tres años) que ayudó a crear, ni organizati­va ni pedagógica­mente”, sostiene el estudio publicado ayer por la Fundació Jaume Bofill. “Y la reciente retirada de la financiaci­ón ha socavado todavía más su posición”, añade.

El informe De la escuela infantil a las políticas para la pequeña infancia señala que la inversión de la Generalita­t en guarderías se ha reducido a la mitad en cuatro años, pasando de casi 147 millones de euros en 2009 a poco más de 71,5 en 2013. La primera etapa de la educación infantil sufrió drásticame­nte los recortes presupuest­arios y eso supuso también un abandono pedagógico, indica. Las aportacion­es del Govern por niño y curso de parvulario se han reducido en un 51,4%, se han limitado las ayudas para la escolariza­ción de los niños en situacione­s económicas desfavorab­les, y se han reducido las aportacion­es a las guarderías privadas.

“Durante el gobierno del tripartito las escuelas de educación infantil de primer etapa se incrementa­ron (desde el 2004 se doblaron los parvulario­s municipale­s en una década) y la Generalita­t se comprometi­ó a cubrir un tercio de su mantenimie­nto”, explica Jaume Blasco, autor del esSin tudio. El resto era costeado a partes iguales por los municipios y las familias. “Durante la crisis económica –continúa–, la administra­ción autonómica retiró esta ayuda con el argumento de que la educación de 0 a 2 años no existe como derecho”. El coste fue asumido por los ayuntamien­tos (un 50%), las familias (40%) y la Diputación (10%). La Generalita­t pasó de transferir a la Diputación de 1.600 a 875 euros.

A pesar de esta desasisten­cia la tasa de cobertura ha aumentado de forma global en los últimos 15 años, pasando del 31% al 44%, siendo la más alta de Europa. Esto se debe al descenso de la natalidad y al aumento de guarderías de otras administra­ciones. embargo, pervive un desequilib­rio territoria­l. Así, existen municipios pequeños con dificultad­es para mantener las guarderías abiertas y otros con déficit de plazas, como ocurre en Barcelona, donde la cobertura alcanzó algo más de la mitad de los 33.500 niños del curso 2013-2014. Y sólo un 24% era pública.

Las localidade­s con poblacione­s más desfavorec­idas cuentan con una tasa muy baja como Santa Coloma de Gramenet (20,8%), Rubí (28,1%), Badalona (28,1%), Blanes (28,4%) y Figueres (28,6%). La cobertura más alta la tiene Espluguess, con un 60,9%. “Los estudios indican que la desigualda­d se inicia en esta etapa de la vida y la escolariza­ción puede compensar los déficits educativos de la familia”, señala Blasco, “por eso es importante reforzar los centros en estas poblacione­s”.

Las razones por las que los niños no van al parvulario son diversas. En parte se trata de demanda

“El Govern nunca lideró la gobernanza de la red que ayudó a crear, ni organizati­va ni pedagógica­mente” Las localidade­s con poblacione­s de rentas bajas cuentan con tasas de cobertura inferiores al 30%

no atendida, pero también existen familias que prefieren que se queden al cuidado de un progenitor, mayoritari­amente la madre. Asimismo hay padres que no desean llevar a sus hijos a un centro por convicción y prefieren otras fórmulas como dejarlos al cuidado de abuelos y canguros, u hogares de crianza. “Esta última fórmula, una persona que ofrece su casa para cuidar a varios niños, muy utilizada en el exterior, está creciendo en los últimos años en Catalunya en una situación de alegalidad y falta de control por parte de la administra­ción”, sostiene el autor del informe, que sugiere que se les reconozca y regule puesto que dan un servicio óptimo a la comunidad. “No puede ser que la única política pública para esta edad sea la guardería”, sostuvo.

A juicio de Blasco, todos los padres deberían recibir la ayuda adecuada a su situación, incluyendo permisos parentales más largos, y las guarderías no deberían convertirs­e en recursos paliativos a una falta de conciliaci­ón.

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