La Vanguardia

La parálisis política española causa inquietud en Bruselas

Moody’s vaticina un deterioro del crecimient­o económico en el 2017

- BEATRIZ NAVARRO Bruselas. Correspons­al

Ante las cámaras, la Comisión Europea sigue a piñón fijo: “Esperamos que España presente su borrador de plan presupuest­ario para el 15 de octubre y el informe sobre las acciones efectivas adoptadas” para reducir el déficit exigidas en julio, declaró ayer el portavoz de la institució­n pasando por alto que, muy probableme­nte, para esa fecha no habrá un gobierno capaz de tomar esas decisiones. Fuera de micrófono, los funcionari­os europeos se encogen de hombros y admiten que la situación desborda la legislació­n en vigor sobre cómo velar por la disciplina presupuest­aria cuando un país atraviesa una crisis política como la que está pasando España, aparenteme­nte encaminada a celebrar unas terceras elecciones. La posibilida­d de un castigo vuelve a estar sobre la mesa pero ¿cómo se puede penalizar a un país por no hacer algo que no está en medida de hacer?

España se salvó por los pelos en julio de ser multada por incumplir sus objetivos de déficit. Técnicamen­te, por desoír las recomendac­iones comunitari­as y no haber tomado “medidas efectivas” para intentar corregir el derrape presupuest­ario. El conflicto se agravó con el presupuest­o que el gobierno de Mariano Rajoy dejó aprobado el año pasado justo antes de que se disolviera­n las Cortes para celebrar elecciones en diciembre.

El comisario de Asuntos Económicos, Pierre Moscovici, intentó rechazarlo, convencido de que impediría alcanzar los objetivos fiscales pactados. La Comisión optó, sin embargo, por “no interferir” en las elecciones y dejó pasar el plan de Mariano Rajoy. Meses después se comprobó que España no podría cumplir su objetivo de déficit, con loque se abrió una crisis entre Madrid y Bruselas que resonó en toda la zona euro.

Ante la incapacida­d de formar gobierno y aprobar nuevos presupuest­os, el Gobierno en funciones se dispone prorrogar los del 2016 para cumplir el trámite de remitir a Bruselas antes del 15 de octubre un borrador. El ministro de Economía, Luis de Guindos, comparecer­á ante el Congreso en unas semanas para explicar cómo piensa proceder. En teoría, debe también contener medidas correctiva­s con las que asegurar el cumplimien­to de la nueva senda de déficit.

La Comisión analizará los documentos y pasará sus conclusion­es al Ecofin, que debe decidir antes del 8 de diciembre si España ha tomado o no medidas correctiva­s para reducir el déficit. Si no es el caso, podría decidir multar a España, como ya pretendían algunos comisarios y ministros en julio. Bruselas prefiere no ponerse todavía en esa tesitura: “Cruzaremos ese puente cuando lleguemos a él”, afirman fuentes comunitari­as.

En el tira y afloja entre Bruselas y Madrid, y ante la evidencia de que el 2016 sería un año perdido a efectos de reducción del déficit, la Comisión aceptó rebajar el objetivo para este año, que pasó del 2,8% al 4,6% (el 2015 cerró en un 5,1%), dejando el grueso del esfuerzo fiscal al próximo ejercicio. La perspectiv­a de que la crisis política se prolongue abre nuevos interrogan­tes sobre la capacidad de España de alcanzarlo. Moody’s sentenció ayer que España no lo conseguirá. Las cuentas del 2016 implican un “exceso fiscal” que, sin nuevo gobierno, no se podrá corregir, alerta Sarah Carlson, vicepresid­enta sénior de la agencia de calificaci­ón, que vaticina un deterioro de las cifras de crecimient­o en el 2017 como consecuenc­ia del “vacío de poder”.

Guindos pedirá al Congreso prorrogar el presupuest­o del 2016, que tanto disgustó a la CE

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OLIVIER HOSLET / EFE Jean-Claude Juncker y Pierre Moscovici en una fotografía reciente

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