Àngels Cobo
ÀNGELS COBO, DIRECTORA GENERAL DE LA COOPERATIVA SUARA
DIRECTORA GENERAL DE SUARA
Con ocho años de vida, Suara se ha convertido en la cooperativa más grande de Catalunya en número de trabajadores: emplea a 2.819 personas y 978 son socias. Se dedica al ámbito social y el año pasado facturó 67 millones de euros.
En las comidas de familia, Àngels Cobo (Sabadell, 1963) siempre decía que de mayor quería ser médico e ir a África. Hoy vive en Cardedeu pero considera que su trabajo guarda un cierto paralelismo con la aventura africana. Desde hace más de un año, es directora general de Suara, una cooperativa que da trabajo además de 2.500 personas en el ámbito de la asistencia social en Catalunya.
El despacho de Cobo –en la sede de Suara en la ronda Universitat de Barcelona–es pequeño y austero pero ella tiene lo que más le gusta: plantas y luz natural. Para recordar cómo ha llegado hasta aquí necesita hacer memoria. Explica que, con 18 años, al final no escogió medicina sino veterinaria. Le parecía un grado más asequible, igualmente relacionado con el cuidado y atención de los otros.
Aun así, un año después de matricularse tuvo que abandonar los estudios para trabajar en una fábrica de helados. En el tiempo libre empezó a colaborar con asociaciones y comunidades terapéuticas que trabajaban por la reinserción de personas con riesgo de exclusión. “Primero, compaginaba las dos tareas pero al cabo de unos años dejé la fábrica. Había mucho que hacer: en los 80 la regulación en el ámbito de la asistencia social era inexistente y las ayudas a estos colectivos sólo venían de causas religiosas o sin lucro”.
De aquella época Cobo recuerda que absorbía todo lo que veía. Trabajó en tantos lugares que ni se acuerda. Una temporada la pasó en Vic, otra a Coll de n’Argó (Alt Urgell) ayudando a reinsertar personas drogodependientes... Mientras tanto, se formaba a través de cursillos pero quería un título reglado. La educación social no existía como licenciatura así que se decantó por la psicología. Pero los estudios no fueron un freno en el ámbito profesional, todo el contrario: con 26 años, Cobo entró a formar parte de Drecera, una cooperativa que asistía a niños con riesgo de exclusión. “Me asocié y me hicieron presidenta. Era una cooperativa pequeña (30 socios y 70 trabajadores) pero el cargo me vino grande. Era joven y no tenía experiencia pero siempre digo que de las crisis hago oportunidades, salí adelante apoyada por mis compañeros”.
Sin dejar del todo el trabajo, Cobo tuvo que hacer una pausa en 1998, cuando fue madre de sus dos hijos. Participaba en estudios europeos sobre el empleo de jóvenes con riesgo de exclusión y, entrados los 2000, volvió a la carga. Primero, como gerente de la cooperativa Consop y en el 2004, como directora de comunicación y marketing en la cooperativa Escaler. Además, Cobo siguió formándose en economía social (Idec, 2002), marketing (Eada, 2004) y comunicación estratégica (Esade, 2009). “La vida me llevó a sustituir la vertiente humana por la administrativa y me adapté. Después de tanto tiempo no echo de menos el contacto humano. Los trabajos de gestión son igual de importantes para que todo funcione”.
Coincidiendo con la aprobación de la ley de dependencia, Escaler se fusionó en el año 2008 con las cooperativas CTF y EAS y nació Suara. “Por fin se regulaba el sector y eso nos daba garantías para crecer e invertir. Competíamos y nos complementábamos así que la fusión vino como anillo al dedo”. El primer año, facturó unos 28 millones y 67 millones en el 2015, de los cuales un 90% provinieron del sector público. “Ganamos concursos para la gestión de guarderías, residencias, centros de día... y el resto proviene del ámbito privado, un sector que irá al alza. Notamos la disminución de recursos a la administración por la crisis”. La cooperativa también impulsa la creación de residencias de la tercera edad. Acaba de invertir un millón de euros en la apertura de un centro en Barcelona y prevé abrir más en los próximos ejercicios.
Con ocho años de vida, Suara se ha convertido en la mayor cooperativa Catalunya en número de trabajadores: ocupa 2.819 personas y 978 son socias. Cobo está al frente pero no cree que sea un trabajo de por vida. Ni lo quiere. Cada cinco años su trabajo debe cambiar. Es inquieta por naturaleza y le interesa casi todo. Si pudiera volver a estudiar escogería biología, botánica o astronomía. Para ella, el crecimiento personal no tiene que ser ascendente sino horizontal. Por eso, en los próximos años se ve trabajando en otro ámbito. Eso sí, desde la vertiente del cooperativismo. “Desde los 26 años no he salido de ahí y estoy convencida de que es la mejor manera de trabajar. Esté en el sector que sea. A diferencia de una mercantil, el interés de una cooperativa se encuentra en sus socios y no solamente en el beneficio”.
“El cooperativismo es bueno en cualquier sector; a diferencia de una mercantil, interesa el socio y no sólo el beneficio”