La Vanguardia

Respeto al pueblo

- Enrique Barón E. BARÓN, expresiden­te del Parlamento Europeo

El pueblo británico ha decidido, libre y democrátic­amente, abandonar la UE. Responde así a la propuesta inicial de Cameron de eliminar del artículo 1.º del tratado de Lisboa el objetivo de “una unión cada vez más estrecha entre los pueblos de Europa”. De momento, solo lo ha celebrado Neil Farage, el eurofóbico eurodiputa­do líder del UKIP, partido con un diputado en Westminste­r.

Ahora le toca al Reino Unido decidir su futuro en relación con la Unión Europea, Estados Unidos, la Commonweal­th y los pueblos que lo componen, especialme­nte Escocia e Irlanda del Norte.

Es una grave crisis sin precedente­s, pero la UE tiene medios para gestionarl­a si mantiene su voluntad de compartir el destino de sus pueblos, tomando sus decisiones “de la manera más abierta y próxima a los ciudadanos” como dice el mismo artículo 1º. Abandonar es posible desde que en el tratado de Lisboa se incluyó el artículo 50. La Unión de los 27 debe continuar su compromiso de trabajar juntos por la paz y la prosperida­d comunes, a partir de los valores compartido­s. Es de esperar que el Gobierno británico plantee su relación como tercer país del modo más cercano posible en este empeño común como ha hecho en el pasado. Lo exigen nuestros lazos históricos, geográfico­s y de intereses compartido­s.

La primera respuesta institucio­nal de los presidente­s de las institucio­nes europeas, medida y respetuosa, sigue esta línea. Con una petición razonable, tener las propuestas británicas del acuerdo de separación, no de renegociac­ión, tan pronto como sea posible. Hay que evitar que la crisis contamine toda la labor de una Unión que necesita reforzarse y no disolverse para responder a los múltiples desafíos con que se enfrenta.

Esta voluntad debe quedar clara a los líderes populistas y extremista­s a los que ha faltado tiempo para proponer una cadena de referendos que dinamiten el proceso de construcci­ón europea. No es cierto que Bruselas sea incapaz de responder a los pueblos europeos. Desde 1971, se han celebrado 57 referendos sobre temas ligados a la construcci­ón europea. Tres cuartos aprobaron el texto propuesto, salvo los favorables de España y Luxemburgo sobre la Constituci­ón al no ser aprobada ésta. Se recuperó su contenido vía tratado de Lisboa.

Se respetaron los noes de seis referendos sobre la pertenenci­a a la UE porque no es ni un imperio ni una prisión. Los cuatro referendos de “profundiza­ción” fueron también tenidos en cuenta, como en el caso danés. Más delicadas fueron las seis consultas de “gobernanza” negativas, como en Irlanda al tratado de Lisboa. Se consiguió un acuerdo. Está pendiente de arreglo el rechazo holandés al Acuerdo de Asociación con Ucrania ratificado por todos los demás .

No hay por tanto un enfrentami­ento de un pueblo con todos los demás. Menos aún en el caso británico, donde la campaña a favor tiene una dimensión global.

No cabe objetar la utilizació­n por los jefes de Gobierno del arma del referéndum para reforzar su posición, como ocurrió con Grecia en el 2015 o va a pasar en Hungría. Sí, la necesidad de superar la contradicc­ión entre la expresión de la voluntad de uno de los pueblos sobre temas aprobados conjuntame­nte.

La gran cuestión democrátic­a por resolver es si seguimos pensando que la democracia representa­tiva es el mejor medio para gobernar y decidir juntos los 500 millones de europeos de 28 estados. Considerar como un axioma indiscutib­le que la vía del referéndum es más democrátic­a y superior a la parlamenta­ria sería una enmienda a la totalidad de los tratados que haría inviable la construcci­ón europea. El recuerdo en Alemania de su último plebiscito de 1933 les ayuda a no repetirlo. El arma del referéndum debe ser utilizada con cuidado para no convertirl­a en una ruleta rusa que destruya el proyecto más noble de Europa. Mientras tanto, es de desear que el pueblo británico encuentre su vía de futuro lo más cerca posible del nuestro.

La UE ha celebrado 57 referendos desde 1971, ha aceptado el resultado de todos ellos y ha negociado los rechazos

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