Clemente: el rey del ladrillo
En apenas dos años, ha situado a Merlin en el Ibex, con 9.000 millones de activos
Ismael Clemente, presidente de la socimi Merlin Properties, se ha convertido en el nuevo rey del ladrillo en España: con la compra de Metrovacesa, que se anunció el lunes, la empresa que fundó hace apenas dos años alcanza unos activos de 9.000 millones de euros que la convierten en una de las primeras inmobiliarias de Europa.
Clemente fue uno de los ejecutivos más relevantes de los años de la burbuja, como hombre en España de los fondos inmobiliarios Deutsche Bank Real Estate y RREEF. Generalmente fuera de los focos de la opinión pública, cerró en esos años compraventas valoradas en más de 5.000 millones de euros, entre las que se incluyen algunas de las grandes operaciones de los años del boom, como la venta del hotel Arts en el 2006 por 417 millones de euros o la compra de 1.350 sucursales de BBVA a través de un fondo de Deutsche Bank.
Los inversores, sin embargo, son ciclotímicos: en el 2010 no querían ni oír hablar del ladrillo español y en el 2012 el Deutsche Bank decide desmantelar su equipo en España. Clemente y sus colegas crearon Magic Real Estate, una empresa para gestionar inversiones para fondos extranjeros. Clemente pasó a asesorar a los nuevos fondos oportunistas como Brookfield, que empezaban a entrar en España en el marco de la reestructuración de la deuda de los viejos gigantes en crisis.
Clemente, un extremeño de 46 años, intuyó en el 2013 que los precios tocaban suelo y aprovechó la nueva figura legal de las socimis (que permitía introducir en España el modelo de sociedades de inversión inmobiliaria o Reits que funciona en la mayoría de países europeos) para montar la suya, Merlin. En su iniciativa Clemente contó rápidamente con el respaldo de fondos internacionales. A su favor, contaba con sus 15 años de experiencia en el sector, su carácter agradable, su simpatía y la cercanía en el trato que supo mantener en medio de los endiosados millonarios del boom inmobiliario. Y su profesionalidad: licenciado por Icade (Derecho y Empresariales) y habituado a tratar con fondos internacionales, entendía muy bien los requisitos de rigor financiero, solvencia y transparencia que valoran los grandes inversores, frente al perfil habitual en los promotores locales: emprendedores hechos a sí mismos, con olfato comercial, conexiones políticas y poca formación. En un sector tan local como el inmobiliario, los grandes inversores que querían apostar por la recuperación española encontraron el socio ideal.
La trayectoria de Merlin, desde su fundación en febrero del 2014, ha sido fulgurante. Clemente logró captar 700 millones de fondos internacionales antes de salir al mercado continuo, sólo cuatro meses después, en junio, con una OPV que ya era de 1.250 millones de euros. Un año después realizó su primera gran operación corporativa, la compra de Testa, filial patrimonialista del grupo Sacyr, por 1.793 millones de euros, lo que le situó con una cartera de 990 inmuebles, principalmente oficinas en Madrid y Barcelona. La apuesta por el tamaño tuvo una recompensa casi inmediata, en forma de un aumento de la liquidez de la acción, que la llevó a entrar en el Ibex en diciembre pasado, en sustitución de Abengoa.
Merlin se ha convertido desde entonces en el vehículo preferido por los inversores institucionales como aseguradoras, fondos de pensiones, mutualidades o fundaciones, atraídas por su rentabilidad por dividendo, del 4,7%, con participaciones inferiores al 6%. El acuerdo para comprar los activos en renta de Metrovacesa situará ahora al Banco Santander como principal accionista,con 22%, y a Rodrigo Echenique como presidente no ejecutivo de la socimi. Pero nadie discute que Clemente, como vicepresidente ejecutivo, seguirá siendo el rey del inmobiliario español.
Su trato cordial y su perfil financiero han aglutinado a los fondos que querían un socio inmobiliario local