La música de las palabras
Edicions de 1984 publica la ‘Poesia completa’ de Lluís Solà, un volumen de 1.000 páginas con cien libros, algunos inéditos
Edicions de 1984 acaba de publicar la Poesia completa de Lluís Solà (Vic, 1940), un extenso volumen de nada menos que 1.052 páginas.
La recopilación antológica, dividida en dos partes, reúne un centenar de libros escritos desde 1958 hasta el 2015. La primera mitad contiene los poemas que conformaban su producción literaria hasta 1999, con el título De veu en veu, de un cariz más bien reivindicativo; se trata de construcciones ‘relámpago’ (algunas de sólo dos versos) y otras un poco más largas.
La segunda parte reúne cuarenta y dos libros inéditos que el autor ha escrito en los últimos quince años, de un cariz más reflexivo y con poemas más extensos. En este contexto, el poeta compara la variedad de formatos con diferentes piezas musicales: “Hay canciones y cuartetos, pero también cantos y sinfonías. Algunos libros sólo tienen cinco poemas y otros, cincuenta”.
Según Sam Abrams, poeta, ensayista, traductor y crítico literario norteamericano establecido en Catalunya, “Solà es uno de los poetas más destacados de la poesía catalana de nuestro tiempo”.
Dice que su obra “reflexiona sobre la condición humana, los sentidos, el amor, el país o los paisajes exteriores e interiores; desarrolla un diálogo a través de la palabra, que es el horizonte de los humanos. La poesía bebe de la lengua que te han dado en casa y en la calle, y de la lengua procesada por los escritores. Es el caso de Verdaguer, que recogió las palabras del pueblo y se las devolvió cargadas de luces, oscuridades, música y reflexión”.
Su poesía evoluciona, pero también hace bucles y retorna sobre los mismos caminos con aires renovados: “El oficio de poeta es como estar en tierra firme mirando al mar, que siempre cambia. Tú intentas captar con palabras la musicalidad, el chisporroteo de las olas, la calma o el estrépito de la tormenta; pero nunca llegas a traducir el momento: el mar siempre se te escapa. Y vuelves una y otra vez a los mismos lugares, intentando hacerlo de manera diferente. Hasta que te das cuenta de que la poesía siempre es incompleta, porque el mundo, los pensamientos y los sentimientos, cambian. La palabra tiene una cierta insuficiencia ante las cosas del mundo para expresarlo. No lo muestra todo, insinúa, como el erotismo. Quizás esta insuficiencia a la larga es un beneficio, porque no nos inmoviliza, es una ventana abierta que nos remite al horizonte”.
El escritor compara la lírica con una fruta: “La métrica es la peladura, la parte exterior, como el compás en la música. Pero lo más importante es la pulpa, el néctar. Los sonidos vibran entre ellos, incluso los sonidos que no oyes”. A veces Solà utiliza el verso libre, “que tiene una música interna”. Sin embargo, también intenta “mantener el equilibrio entre los aspectos fundamentales de los versos, como la métrica de los trovadores, que basaban sus creaciones en el acento, el ritmo. Es un método que yo intento seguir, aunque no estrictamente. También escribo prosa poética, que también tiene su musicalidad”.
Uno de los elementos básicos de su poética es la arquitectura: “La poesía debe entrar sin que quien la escucha tenga la necesidad de saber cómo está hecha. Igual que la belleza de un campanario románico, que no te preguntas con qué piedras se ha levantado. Intento que los poemas tengan una buena construcción, sin que la forma se coma la sustancia”, asevera.
Hijo de un escribiente y una pantalonera, Solà se crió en un ambiente humilde, y muy pronto
El poeta reflexiona en su obra sobre la condición humana, los sentidos, el amor y el país
inició su trayectoria como poeta, agitador cultural y hombre comprometido con el país durante la etapa más oscura del franquismo. Entre 1955 y 1966 fue uno de los promotores de la revista Inquietud, especializada en las vanguardias artísticas. Poco después, impulsó, con Martí i Pol y Segimon Serrallonga, la revista de poesía Reduccions. Como traductor, ha trasladado al catalán textos de Beckett, Handke, Kafka, Pessoa, Rilke, Rimbaud o Sófocles.
Ha llevado a escena obras de Strinberg, Esquilo, Pedrolo o Brossa, y ha creado montajes poéticos con textos de Foix, Riba, Verdaguer y Vinyoli.