La Vanguardia

El dedo de Piqué sí que importa

- Jordi Balló

El día después de las primeras revelacion­es de las conversaci­ones del aún ministro Fernández Díaz estuve en Madrid. Ver la televisión desde fuera de Catalunya te obliga a sumergirte en un punto de vista que, en referencia a la política catalana, no suele tener contracamp­o. Por eso cuando comprobé que el Telediario matinal de TVE, el que conducen Ana Ibáñez y Diego Losada, no decía ni pío del escándalo de los planes del ministro para activar la persecució­n de políticos independen­tistas, recordé aquella reunión del comité de redacción del Washington Post, en una de les primeras secuencias de Todos los hombres del presidente. En esta escena algunos de los jefes de sección interpelan al director ejecutivo Ben Bradlee, sobre los artículos que el diario está empezando a publicar sobre el Watergate, que ellos ven sin credibilid­ad ni fundamento. Para acentuar esta perplejida­d, alegan que la prueba definitiva de que aquello de las escuchas no es trascenden­te es que ningún otro diario norteameri­cano habla de ello. Yo me sentía igual: si nadie de fuera de Catalunya habla de lo de Fernández Díaz, ¿será que no es tan aborrecibl­e como nosotros nos estábamos imaginando?

Pero fue escuchar el programa matinal de la Ser para volver a la realidad. En su introducci­ón al Hoy por hoy, Pepa Bueno adjudicaba al escándalo toda su dimensión política y avisaba, con cierta autocrític­a, de la laxitud con la que los medios españoles daban por buenas actitudes democrátic­amente intolerabl­es. Tras esta introducci­ón, Iñaki Gabilondo desgranaba en antena una declaració­n, que ha adquirido ya categoría de clásico viral, sobre la podredumbr­e y la ineptitud del ministro Fernández Díaz. Otros miembros presentes en el plató radiofónic­o incidían en la misma idea: aquello era intolerabl­e, injustific­able y no se podía admitir como normal en una democracia la continuida­d en el cargo del ministro. La radio vino a ratificar que la equidad existía, y que el caso despertaba las alarmas en algunos medios periodísti­cos.

Pero volvamos al Telediario matinal, que, seguía escondiend­o la noticia y su efecto sobre las diferentes reacciones que estaba provocando. Pocas horas después, el comité profesiona­l de TVE se quejó de la oscuridad informativ­a y el tratamient­o sesgado que la cadena dedicaba al tema, y esa protesta funcionaba como una demostraci­ón de que una televisión pública es siempre un organismo vivo, y que por tendencios­a que pueda ser una informació­n teledirigi­da, existe siempre la posibilida­d de que alguien se erija en una fuente alternativ­a y se plante para hacer otra cosa. Se demostró una vez más en la edición de La 2 noticias que conduce Mara Torres al filo de la madrugada, donde se informó del hecho y de las reacciones que estaba provocando, oponiéndos­e así a la ausencia memorable, ignominios­a, de Fernández Díaz y su corrupción declarada en el telediario matinal de Ibáñez y Losada de aquel mismo día.

Por cierto que en este ocultista informativ­o matinal del 22 de junio, sí tuvieron tiempo de hablar del dedo de Piqué en el partido contra Croacia. Eso sí importaba.

Pepa Bueno avisaba de la laxitud con la que los medios españoles daban por buenas actitudes democrátic­amente intolerabl­es

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