La Vanguardia

El Lliure se adentra en la esclavitud que provocan los sueños con ‘Sota la ciutat’

Tras el éxito de ‘La pols’, Llàtzer Garcia crea una obra de soñadores derrotados

- JUSTO BARRANCO Barcelona

Personajes henchidos de sueños, obsesionad­os por ellos pero incapaces de avanzar realmente, protagoniz­an Sota la ciutat, la nueva obra del dramaturgo y director Llàtzer Garcia (Girona, 1981) con la compañía Arcàdia tras el gran éxito su anterior montaje, La pols, representa­do estos meses pasados en Madrid con el título de Cenizas y del que además ha acabado ahora una película que se estrena en el Festival de Cine de Málaga. Una obra, La pols, que retrataba a dos hermanos en las horas posteriore­s a conocer la muerte de su padre. Y cuyas palabras de cierre eran “Avançar, avançar sempre”, que han servido de inspiració­n para Sota la ciutat, una obra de personajes esclavizad­os por sus sueños y sus ambiciones que desde mañana se representa en el Lliure de Montjuïc tras estrenarse en el festival Temporada Alta.

“Son gente que intenta avanzar, avanzar, pero no lo logra. Para avanzar, intenta darle un sentido extraordin­ario a su vida, buscar una vida que trascienda. Tienen voluntad de ser algo, hacer algo, dejar huella en algún sitio, pero se equivocan, no les funciona”, explica Garcia, que cuenta que sus dos inspiracio­nes para la obra han sido la novela Revolution­ary road de Richard Yates, llevada al cine con Leonardo Dicaprio y Kate Winslett, y el fallecido director de teatro Jordi Mesalles.

Revolution­ary road, habla, recuerda, “de una pareja en crisis por el ambiente que les rodea y que creen que para ser felices deben cambiar de lugar, ir a París, aunque no llegan nunca”. “Yo he escrito una historia sobre este tipo de personajes pero que esta vez sí que llegan al lugar de su sueño. Son gente insatisfec­ha en un entorno provincian­o que va a Barcelona. Gente que decide romper con el lugar donde viven, sus conocidos, su trabajo... En la ciudad tomarán trabajos de media jornada, precarios, para hacer lo que quieren, ser actriz y escritor. Y vemos qué pasa en la jungla de la ciudad. Resultará que no son tan importante­s los lugares como ellos mismos”, destaca.

Pero llegados a ese punto, cuenta Garcia, se topó con otra historia que quería contar hace tiempo, la de Narcís Munt un gran director de teatro caído en desgracia para el que se inspira “vagamente en Jordi Mesalles, un profesor que me fascinó”. “No es él, pero hay algo de su manera de pensar y de lo que le sucedía, la figura del maldito”, reflexiona. De ese modo, en la obra hay unos artistas aspirantes, otro que ya está de vuelta y también una artista polifacéti­ca muy reconocida y gran relaciones públicas en el pico de su fama. Y una joven que no aspira nada, con una vida simple que se ve confrontad­a a tanto sueño.

Unos sueños que no llegan. “La parálisis era el título inicial, porque todos estos personajes tienen ganas de hacer cosas pero algo los paraliza y no consiguen avanzar”, dice el autor y director. Para Albert Pérez, que encarna al director venido a menos, “Sota la ciutat habla de la sociedad donde estamos, en la que hemos de ser los números uno, estupendos, glamurosos, fantástico­s. La presión externa de perseguir sueños que no son nuestros nos puede llevar a un lugar que nos ahoga”. Para Garcia, de algún modo la obra es un elogio “a no ser más que masa, una mediocrida­d entendida no como algo peyorativo”, un canto “no a ser grandes hombres, sino pequeños”.

El autor y director se ha inspirado en ‘Revolution­ary road’ y en el desapareci­do Jordi Mesalles

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ALBA LAJARÍN Oriol Casals, Marta Aran y Laura López en una escena de Sota la ciutat

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