Científico y emprendedor
Al joven Craig Venter, nacido en 1946, le cambió la vida la guerra de Vietnam. Antes había sido un estudiante mediocre, con síntomas de hiperactividad y déficit de atención que no se le diagnosticaron, y que prefería hacer surf y navegar que ir a la escuela. Pero en Vietnam fue asignado a una unidad de cuidados intensivos en un hospital militar y decidió dedicarse a la medicina. Al terminar la guerra, estudió bioquímica, se doctoró en farmacología, trabajó en la Universidad del Estado de Nueva York e ingresó como investigador en los Institutos Nacionales de la Salud de EE.UU. Allí vivió los inicios del proyecto Genoma Humano, impulsado por un consorcio público. Propuso una técnica para acelerar la secuenciación del genoma, pero su idea fue rechazada por los líderes del proyecto, ya que temían que la técnica de Venter sería más rápida pero menos precisa. Inquieto y ambicioso, Venter creó un instituto privado de investigación genómica, reclutó al premio Nobel Hamilton O. Smith y fundó la empresa Celera Genomics para secuenciar el genoma humano antes que el consorcio público. Consiguió su propósito y, cuando Bill Clinton y Tony Blair anunciaron al mundo en el año 2000 que se había secuenciado el primer genoma humano, Venter compartió la gloria con Francis Collins, líder del consorcio público. Convertido en una estrella de la ciencia, Venter reorientó su actividad hacia la biología sintética. Creó un nuevo centro de investigación sin ánimo de lucro (el Instituto J. Craig Venter) y una empresa para explotar comercialmente los resultados de las investigaciones (Synthetic Genomics). La obtención del ser vivo con el genoma más pequeño ha sido un trabajo conjunto del instituto y de la empresa.