Diversión relativa
Absurds i singulars
Autor: Alan Ayckbourn Traducción y adaptación: Lluïsa Mallol Dirección: Joan Peris Lugar y fecha: Teatre Borràs (8/XII/2015) El primer espectáculo que la inglesa Tamzin Townsend dirigió en Catalunya fue Absurd person singular, una comedia de Alan Ayckbourn que triunfaba en Londres temporada tras temporada. Fue en 1992, y la obra se estrenó en Barcelona en el Teatreneu de Gràcia con el título Bones festes. La joven directora obtuvo un éxito extraordinario al hacer desfilar las incidencias domésticas de la comedia a un ritmo trepidante y con una interpretación de primera que provocó un torrente de hilaridad incontenible.
Ahora, con el mismo título del original inglés –Absurds i singulars– y con la adaptación y traducción de Lluïsa Mallol, la obra acaba de estrenarse en el Borràs dirigida por Joan Peris. Quién sabe si, de cara a los espectadores que pudimos ver el montaje de Tamzin Townsen, el director y los intérpretes que trabajan de lo lindo en el escenario de la plaza Urquinaona se quisieron enfrentar al reto de superar aquella diversión formidable e inteligente que aplaudíamos hace 23 años. Querría pensar que no, ya que, de lo contrario, las comparaciones serían demoledoras para el montaje que ha comandado Joan Peris.
Desde el recomendable olvido, hay que decir, pues, en primer lugar, que Absurds i singulars es, sin duda, una diversión manifiestamente mejorable. Mejorables los retratos que la dirección ha adjudicado a Maria Lanau, un personaje tópicamente, excesivamente juguetón en el lucimiento de su figura, y a Pere Ponce, un latin lover que parece acceder a un estado vaporoso de flotación cuando no tiene nada que decir. Y mejorable es, también, el tratamiento del texto, que otorga un espacio muy subalterno, marginal, a los diálogos referidos a los intereses y las ambiciones profesionales de los protagonistas. He ahí una vertiente de la letra original de la comedia literalmente engullida por los accidentes caseros que se suceden a lo largo de los tres actos que imaginó Ayckbourn: uno para cada una de las tres parejas que vivirán unas vísperas navideñas llenas de desdichas.
A pesar de eso, y a las caídas intermitentes del ritmo, es obligado subrayar la actuación de Lluïsa Mallol, ajustada al papel de mujer juiciosa e ingenua; el trabajo esforzado de Marta Millà, lanzada a la caricatura cuando a su personaje le entra una desazón suicida, y los recursos histriónicos del veterano Toni Sevilla, que aún no conocíamos. Al frente del grupo se sitúa Eduard Farelo, dotado de una energía que no conoce desfallecimiento. Abrumadora.