La muleta de Rajoy
Está claro que Rajoy no se pasa el día en el sofá, con un habano y un diario deportivo, como lo retrata el tópico de la izquierda, aunque es evidente que no está dispuesto a caer en el pozo de nuestro tiempo: el estrés. La tranquilidad de Rajoy podría tener fundamento ideológico, dado que el filósofo Byung-Chul Han afirma, precisamente, que el optimismo del célebre “Yes, we can” es la causa principal de la fatiga de nuestro tiempo. Han sostiene que el exceso de positividad (“¡Sí, podemos!”) nos obliga hasta tal punto al éxito que, inevitablemente, acabamos provocando un infarto en nuestra alma.
¡No hay peligro de que Rajoy sufra un infarto anímico! Para evitarlo, se vale del trabajo supersónico de la vicepresidenta Soraya y del trabajo no menos supersónico de su valido catalán, Jorge Moragas, un diplomático que suplanta, de facto, al presidente en la escena internacional. Moragas es quien teje las redes de relaciones, prepara los encuentros y elabora o traduce los acuerdos que firma Rajoy. También el poder de Moragas en España es colosal: nadie puede hablar con Rajoy sin haber pasado por su filtro. Moragas es, por lo tanto, responsable de que el presidente no haya encontrado el camino de la tercera vía catalana. Generalmente, la muleta es un soporte para el cuerpo humano diseñado con el propósito de ayudar a caminar a aquel que, por causa de una limitación, no puede hacerlo. Pero Moragas demuestra que las muletas ayudan a andar por todo el mundo menos cuando conviene deshacer nudos en Catalunya. En tal caso, la muleta funciona como un tapón.
JORGE MORAGAS Un diplomático que suplanta al presidente en la escena internacional