La concordia posible
Ada Colau habla de “un Madrid de la fraternidad” que pueda volver a ser la capital de los catalanes.
Pablo Iglesias y Ada Colau convirtieron el mitin central de Podemos en una multitudinaria oda a la reconciliación de Catalunya con Madrid. Eso sí, con el “nuevo Madrid” que en parte ya abandera la alcaldesa Manuela Carmena y que, en su dimensión de capitalidad, representaría el líder de Podemos si llegara a presidente del Gobierno. Se trata de “un Madrid de la fraternidad, la cooperación y el derecho a decidir”; de un Madrid “que escuche” al resto del Estado y pueda de esta forma “volver a ser” la capital de los catalanes, dijo la regidora barcelonesa entre vítores y aplausos.
“¡Aaada, Aaada, Aaada!.. ¡Te queremos, Ada!”, gritó el público que casi llenaba el estadio multiusos de la Caja Mágica, en el distrito madrileño de Usera. “Yo también os quiero”, correspondió Colau después de unas frases de saludo en catalán que los asistentes acogieron con un fuerte aplauso. “Hace años que me siento en casa cuando estoy aquí –continuó ella–, porque vengo a la ciudad del No pasarán, de la Puerta del Sol y otras plazas llenas en el 15-M; al Madrid digno y valiente que se organizó en mareas y paró la privatización de hospitales”, elogió entre gritos de concierto de rock.
Esa gran urbe, señaló, “es también de las catalanes y los catalanes, que aún la sentimos más como nuestra casa desde que Carmena es alcaldesa”, agregó entre continuas ovaciones dirigidas asimismo a su homóloga, quien desde un principio renunció a hacer campaña por Podemos para subrayar su independencia. Pero “además, Madrid puede volver a ser nuestra capital”, enfatizó Colau; “dejó de serlo, pero puede volver a serlo en un país del siglo XXI que deje atrás el oscurantismo, el inmovilismo y el lenguaje de amenaza” de aquella villa y corte –a su juicio en vías de extinción– que “hace mucho dejó de representarnos”.
El discurso estaba bien coordinado con el de Iglesias, que –junto a su número dos, Íñigo Errejón, el resto de la plana mayor de Podemos y la propia Colau– protagonizó una llegada apoteósica. Antes de subir al escenario, el líder se abrazó con su madre y con el histórico de IU Manolo Monereo, que le dio un buen achuchón y le plantó un par de besos. “¡Se nota, se siente, coletas presidente!”,vitoreaban los seguidores.
“Moltes gràcies. Estamos orgullosos de ti”, dijo el secretario general a su invitada antes de ponerla como ejemplo y demostración de que “podemos gobernar mejor”. Aseguró que se siente satisfecho de vivir en “un país de países”, y declaró por contra su “vergüenza ante los discursos centralistas”. Se dirigió entonces a “los señores del inmovilismo” para afirmar: “Quiero vivir en un Madrid que sepa escuchar y le diga a Ada: ‘T’estimo molt’. Soy español y me encanta abrazar al que se siente catalán, vasco, gallego o andaluz”, dijo. También subrayó que Podemos mantiene esa posición “en Madrid y en todas partes”, y apuesta porque se refleje así en la Constitución: “La gente debe tener derecho a decidir”.
Después de que sus escuderos hubieran lanzado los consabidos ataques a diestro y siniestro, Iglesias se puso en modo jefe de la oposición y, pasando por alto a Pedro Sánchez y Albert Rivera, se concentró en el presidente del Gobierno. “¡Váyase a casa, señor Mariano Rajoy!”, espetó. Su argumento: los españoles “no se merecen quedar atrapados en el pasado” con los “señores de lo viejo”.
Los enfervorecidos asistentes al que fue el mayor mitin de Podemos en lo que va de campaña tuvieron ocasión de ver a un Iglesias especialmente emotivo. Tanto como para acabar soltando unas lágrimas, al final de su discurso, como para ponerse más meloso que nunca. “No hay por qué gritar e insultar. No nos vamos a olvidar de lo que han hecho, señor Rajoy, pero le ganaremos las elecciones con dulzura, calma y ternura”, afirmó. Porque “la ternura es la llave del cambio”, llegó a sentenciar. No fue él solo, sin embargo, el que quiso pulsar las fibras sensibles –o sensibleras– de un público que a ratos parecía bordear el éxtasis. El responsable de Relaciones con la Sociedad Civil del partido, Rafael Mayoral, habló de la primavera, del color morado de los almendros en flor, y dijo: “El amor es el principal motor de nuestra acción política”. Era la cara light de Podemos.
“¡Váyase, señor Rajoy”, espetó el Iglesias indignado; “la ternura es la llave del cambio”, dijo el Iglesias meloso