La Vanguardia

El enemigo eterno

Imputado en un caso de asesinato el exoligarca exiliado y hoy opositor Mijaíl Jodorkovsk­i

- GONZALO ARAGONÉS Moscú. Correspons­al

Tras diez años en prisión, el exoligarca Mijaíl Jodorkovsk­i recibió en diciembre del 2013 el perdón presidenci­al y se fue de Rusia. Desde entonces vive exiliado en Suiza, reconverti­do en activo opositor al Kremlin de Vladímir Putin. Pero sus cuitas con la justicia rusa han vuelto a empezar.

El exdueño de la petrolera Yukos, en tiempos el hombre más rico de Rusia, ha sido citado para declarar “como imputado” en un caso de asesinato que data de 1998. El Comité de Investigac­ión envió la notificaci­ón a casa de su padre, en Moscú, el lunes. Después Jodorkovsk­i subió una copia a internet y lo hizo público.

El antiguo oligarca, de 52 años, está llamado a presentars­e ante los fiscales el viernes, 11 de diciembre. Varios portavoces de su organizaci­ón, Open Russia, ya han dicho que no se presentará.

La citación no especifica de qué se le acusa. Un portavoz del Comité de Investigac­ión informó que la acusación se hará oficial el viernes. Según las agencias rusas, abrirán cargos contra él por complicida­d en el asesinato en 1998 de Vladímir Petujov, alcalde de Nefteyugan­sk, la ciudad de Siberia donde en aquella época tenía su sede principal Yukos.

Por ese y otros asesinatos en el 2007 la justicia condenó a cadena perpetua al jefe de seguridad de la petrolera, Alexéi Pichuguin. Según Jodorkovsk­i y sus seguidores, fue el inicio de la campaña del Kremlin contra Yukos, que acabó con su desmantela­miento.

El caso estaba cerrado, pero los investigad­ores lo abrieron en junio pasado. El portavoz del Comité Investigad­or dijo que las nuevas pruebas apuntaban que Mijaíl Jodorkovsk­i “podría haber

Los fiscales creen que el magnate ordenó a su jefe de seguridad cometer varios asesinatos

ordenado este asesinato y otros graves crímenes”.

El caso Yukos, que llevó a Jodorkovsk­i a la cárcel, comenzó en octubre del 2003 en el aeropuerto de Novosibirs­k, en una escala de su avión. Un grupo de policías armados entraron en la aeronave y le detuvieron.

Tras los casos de Borís Berezovski y Vladímir Gusinski, Jodorkosvk­i fue el último gran oligarca que desafió al Kremlin. Este dejaba manos libres en los negocios a los oligarcas, y a cambio ellos no se metían en política. Pero Jodorkovsk­i no aceptó el pacto. Tras dos juicios, él y su socio Platón Lébedev fueron condenados a 14 años de prisión. Cumplieron diez.

Durante su maratón anual de preguntas y respuestas del 2010, Putin sugirió que el magnate tenía “las manos manchadas de sangre” y que estaba detrás de Pichuguin. “¿Creen que el jefe de seguridad cometió esos asesinatos por propia iniciativa?”, dijo.

Le otorgó el perdón en diciembre del 2013 tras una petición del exoligarca, que solicitaba viajar a Alemania, donde su madre recibía tratamient­o médico.

¿Por qué otorgó Putin la gracia presidenci­al a una persona implicada en otro delito? Esa pregunta le cayó ayer al portavoz del Kremlin. Según Dimitri Peskov, el líder ruso tenía “alguna sospecha” pero no había indicios concluyent­es.

Además de Jodorkovsk­i, en diciembre de 2013 también recibieron el perdón dos integrante­s del grupo de punk Pussy Riot. Estas liberacion­es se interpreta­ron como un gesto del Gobierno ruso para suavizar las críticas internacio­nales a menos de dos meses de los Juegos Olímpicos de Sochi.

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PETER NICHOLLS / REUTERS Jodorkovsk­i, que vive exiliado en Suiza, fotografia­do hace unos días en Londres

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