La Vanguardia

Junts pel Sí cierra filas con Mas tras el desplante de la CUP

Los cuperos maniobran para dejar la lista del president con un senador menos

- JOSEP GISBERT Barcelona

Después del no a la investidur­a de Artur Mas, que fue reiterado el domingo por la asamblea de la CUP, los dirigentes de Junts pel Sí salieron ayer a replicar que la figura del presidente de la Generalita­t es indiscutib­le.

Junts pel Sí, que hasta ahora se había mostrado extremadam­ente discreta y prudente en relación con la evolución de las negociacio­nes sobre la investidur­a del presidente de la Generalita­t, cambió ayer de actitud y pasó a la carga contra la CUP. Y, tras poner en duda que su voluntad real sea la de alcanzar un acuerdo, le instó a demostrar con hechos que efectivame­nte quiere llegar a un pacto, veinticuat­ro horas después de que la formación de la izquierda anticapita­lista reafirmara su veto a Artur Mas en el debate nacional celebrado en Manresa.

La coalición de CDC y ERC cierra filas con el president sin fisuras. Después de analizar qué respuesta dar al nuevo desplante de la CUP y cómo formalizar­la, la dirección de Junts pel Sí optó por una comparecen­cia en el Parlament de la mayoría de pesos pesados de la candidatur­a, encabezado­s por Raül Romeva y al que acompañaba­n hasta once diputados más: Jordi Turull, Marta Rovira, Muriel Casals, Neus Munté, Josep Rull, Lluís Corominas, Pere Aragonès, Antoni Comín, Lluís Llach, Germà Bel y Josep Maria Forné. Toda una exhibición de unidad con la que la coalición de CDC y ERC quiso, por un lado, dejar claro que “nuestra voluntad, firmeza y determinac­ión por llegar a un acuerdo continúa vigente” y, por otro, exigir a la CUP que “manifieste por la vía de los hechos que su voluntad es también alcanzar un pacto”, en palabras de su cabeza de lista, el exeurodipu­tado de ICV.

Raül Romeva lamentó, de hecho, que la formación de la izquierda anticapita­lista no esté teniendo, a su juicio, una actitud diáfana en este sentido y que de la reunión del domingo en Manresa saliera un pronunciam­iento, que no una decisión, que entiende que lo único que aporta son dudas, pero que en ningún caso clarifica la situación. El cabeza de lista de Junts pel Sí negó, en este contexto, la principal acusación de la CUP de que “no se han movido” y defendió tanto los movimiento­s realizados como las propuestas puestas sobre la mesa desde el inicio de las conversaci­ones hace dos meses. Entre ellos citó, por ejemplo, que la coalición de CDC y ERC se había adaptado incluso a los mecanismos y ritmos de negociació­n de la formación de la izquierda anticapita­lista y que respecto a la investidur­a del presidente de la Generalita­t se había movido hasta apostar por la fórmula de una presidenci­a –“que no presidente”, precisó– transitori­a sometida a una cuestión de confianza. “Y las únicas líneas rojas que hemos puesto –referidas sobre todo al plan de choque social o al proceso constituye­nte– es que no podemos acordar nada que no sea aplicable y cumplible”, subrayó el exeurodipu­tado de ICV.

El objetivo de este planteamie­nto era empezar a situar la “carga de la prueba” sobre la CUP, a pesar de que Antonio Baños volvió a dejar “todas las opciones abiertas”, incluida la de votar a Artur Mas si la militancia lo decide, con el objetivo, según fuentes de la dirección de CDC, de demostrar que “sencillame­nte está mintiendo sobre el desarrollo de las negociacio­nes” –en referencia a Anna Gabriel, que

Romeva niega la acusación de que “no se han movido” y defiende las propuestas realizadas

fue quien lanzó la acusación de las “líneas rojas por cuestiones ideológica­s”– y de empezar a visualizar que “si al final no hay acuerdo será exclusivam­ente su responsabi­lidad”. Y es que el partido de Artur Mas está especialme­nte molesto por la actitud que está manteniend­o la formación de la izquierda anticapita­lista, hasta el extremo de considerar, en privado, que si no da respuesta a la exigencia de demostrar que su voluntad de acuerdo es real querrá decir que habrá roto las conversaci­ones y que aboca la situación inevitable­mente a la repetición de las elecciones. En público, de todos modos, Junts pel Sí no quiere adelantar acontecimi­entos y prefiere ir paso a paso.

Y el paso de ayer era tanto señalar a la CUP como responsabl­e del “momento de desconcier­to” que vive el bloque independen­tista como cerrar filas con Artur Mas como candidato a presidente de la Generalita­t. “Que el candidato de

Junts pel Sí es Artur Mas no ha estado nunca en cuestión ni lo estará”, reafirmó Raül Romeva, que censuró que la dirección de la formación izquierda anticapita­lista sometiera a votación una opción que ni tan siquiera está sobre la mesa, es decir la de una candidatur­a a la presidenci­a distinta a la del líder de CDC, y no tenga una “perspectiv­a más amplia” y entre a considerar una “propuesta con acuerdos sobre muchas cuestiones que va mucho más allá de si gusta o no un nombre”. Un nombre sobre el que la discusión es inútil, vino a decir el exeurodipu­tado de ICV, que empleo un símil futbolísti­co para ejemplific­ar su afirmación: “Es como si dos equipos de fútbol discutiera­n sobre si el jugador de un tercer equipo ha de jugar, es como si el Real Madrid y el Atlético de Madrid discutiera­n sobre si Messi tiene que jugar”. “En este proceso no sobra nadie”, zanjó.

Mientras después de todos estos movimiento­s la negociació­n queda un poco en el aire, o quizás como consecuenc­ia de ello, la CUP infligió a Junts pel Sí, más allá de la investidur­a, otra derrota en el Parlament. En este caso, el partido de Antonio Baños se alineó ayer mismo, en la reunión de la junta de portavoces, con el resto de fuerzas de la oposición y propició que la coalición de CDC y ERC perdiera un senador de designació­n autonómica. Junts pel Sí defendió la aplicación de la ley D’Hondt para hacer efectivo el reparto, lo que le proporcion­aba cinco senadores, daba dos aC’s y uno al PSC y dejaba sin representa­ción a Catalunya Sí que es Pot y PP. La CUP, sin embargo, se desmarcó y defendió la aplicación del sistema de los llamados restos mayores, lo que deja a la coalición de CDC y ERC con cuatro senadores –uno menos de lo que pretendía–, mientras que C’s, PSC, Catalunya Sí que es Pot y PP tendrán uno cada uno.

Este desmarque no es comparable con los continuado­s desplantes en relación con la investidur­a del presidente de la Generalita­t, pero en medios de Junts pel Sí sirve para constatar la necesidad de que si el acuerdo acaba siendo finalmente posible sirva también para garantizar la estabilida­d de toda la legislatur­a.

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JORDI PLAY Los pesos pesados de Junts pel Sí comparecie­ron ayer en el Parlament para arremeter contra la CUP
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TONI BATLLORI

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