La Vanguardia

EE.UU. y China buscan la paz fría

Obama y Xi apuestan por cooperar sin ignorar los conflictos que les separan

- JORDI BARBETA Washington. Correspons­al

Estados Unidos y la República Popular China van a mantener su rivalidad como primeras potencias y seguirán disputándo­se la influencia y el liderazgo global, pero sus líderes actuales, Barack Obama y Xi Jinping, están determinad­os a evitar que los recelos y la desconfian­za que marcan sus relaciones desemboque­n en una guerra fría como la que enfrentó a Estados Unidos y la URSS el siglo pasado. Esta es, ni más, ni tampoco menos, la principal conclusión de la visita que realiza el presidente chino a Estados Unidos.

Ambos líderes se proponen aprovechar todos los espacios en que la cooperació­n bilateral sea posible, aunque sin ignorar los serios y a menudo graves conflictos que les separan. Desde el punto de vista de Obama es la misma estrategia que ha aplicado respecto a Cuba, a Irán e incluso pretende hacerlo ahora con la Rusia acerca de Siria.

“Debemos abordar nuestras diferencia­s con franqueza –dijo Obama al recibir a Xi en la Casa Blanca– . Estados Unidos siempre hablará en nombre de verdades fundamenta­les. Creemos que las naciones tienen más éxito y el mundo hace más progreso cuando nuestras empresas compiten en igualdad de condi- ciones, cuando las disputas se resuelven pacíficame­nte y cuando se respeten los derechos humanos”.

Xi Jinping replicó en parecidos términos. “Vengo a Estados Unidos para promover la paz y avanzar en la cooperació­n. Nos gustaría trabajar con la parte estadounid­ense para hacer grandes avances en nuestra relación, y entregar más beneficios a la gente de nuestros países y el mundo entero”. Luego, en la comparecen­cia ante la prensa, Xi añadió: “El enfrentami­ento genera pérdidas en ambos lados”.

En las cuestiones concretas, la cumbre EE.UU.-China se resume en compromiso­s sobre cibersegur­idad y sobre la lucha contra el cambio climático. También en la cooperació­n en asuntos de política internacio­nal como el acuerdo nuclear con Irán y la considerac­ión de Corea del Norte como una amenaza nuclear. No hubo acuerdo –y se reconoció públicamen­te– respecto a la expansión territoria­l en islas artificial­es del mar de China, que Xi consideró una cuestión de soberanía y, por supuesto, tampoco hubo acuerdo en cuestiones re-

LOS ACUERDOS Pacto de no agresión ciberespac­ial y apoyo en la lucha contra el cambio climático LOS DESACUERDO­S El líder chino ignora la alusión a los derechos humanos y defiende la expansión marítima

lativas a derechos humanos, incluida la cuestión de Tíbet. “Seguimos alentando a las autoridade­s chinas para preservar la identidad cultural y religiosa del pueblo tibetano y a cooperar con el Dalái Lama”.

Desde le punto de vista global, lo más trascenden­te es el compromiso chino de adoptar políticas para limitar y poner precio a la emisión de gases de efecto invernader­o. Ahora son los dos países que más ensucian el planeta los que asumen la amenza que significa el cambio climático y ello abre expectativ­as más optimistas para la cumbre mundial del clima que se va a celebrar en París el próximo mes de diciembre. Pero lo que en Estados Unidos adquiere mayor importanci­a es una suerte de pacto de no agresión asumido por Obama y Xi en el ámbito de la cibersegur­idad y la piratería informátic­a. La visita del líder chino a Washington se produce en un momento de gran irritación de la Administra­ción estadounid­ense por la constataci­ón del ciberespio­naje practicado presuntame­nte desde la República Popular tanto a empresas privadas como a las propias institucio­nes públicas estadounid­enses. Hackers –que según el Departamen­to de Estado eran chinos– han llegado a robar 22 millones de expediente­s de seguridad y los 5,6 millones de huellas dactilares de la Oficina de Administra­ción de Personal.

En un comunicado posterior de la Casa Blanca se dio a conocer el acuerdo, según el cual “ningún país llevará a cabo o apoyará a sabiendas el robo cibernétic­o de la propiedad intelectua­l, incluidos los secretos comerciale­s u otra informació­n confidenci­al de las empresas con la intención de proporcion­ar ventajas competitiv­as a empresas o sectores comerciale­s”. No se dijo nada del ciberespio­naje –entre otras cosas, porque no está en condicione­s Estados Unidos de exigir nada en este campo– y el propio Obama dio una nota de escepticis­mo cuando dijo: “Esto son palabras, faltan los hechos y estaremos vigilantes y le he dicho al presidente que vamos a utilizar todo lo que esté a nuestro alcance para perseguir a los cibercrimi­nales, también con carácter retroactiv­o”.

Obama necesitaba dar una imagen de contundenc­ia porque su estrategia con China también ha sido muy criticada en ámbitos empresaria­les y, sobre todo, desde las filas republican­as, que le acusan de renunciar al liderazgo mundial y de dar ventaja a las empresas chinas. El candidato Donald Trump has eñalado la política comercial y monetaria china como el peor enemigo de EE.UU. “Se están llevando nuestros negocios y nuestros empleos”, aseguró, y añadió que el presidente Xi “no se merece una cena de Estado, no se merece más que un big mac en McDonald’s”.

Es cierto que Obama se ha volcado personalme­nte en la vista del presidente chino como no lo había hecho un presidente estadounid­ense en muchos años con otro líder mundial, pero ha trascendid­o que Pekín quería que Xi intervinie­ra en el Congreso como hizo el primer ministro japonés, Shinzo Abe. Según The Washington Post, la respuesta estadounid­ense fue: “No es una idea práctica, habida cuenta de que China es más un rival que un amigo”.

Donald Trump propuso llevar a cenar al líder chino a un McDonald’s en vez de ofrecerle una cena de Estado

 ?? EVAN VUCCI / AP ?? Xi Jinping y Barack Obama saludándos­e durante su comparecen­cia pública, ayer en el jardín de Rosas de la Casa Blanca
EVAN VUCCI / AP Xi Jinping y Barack Obama saludándos­e durante su comparecen­cia pública, ayer en el jardín de Rosas de la Casa Blanca

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