La Vanguardia

Cuando la solidarida­d del deportista es un gesto

- ALBERT MOLINS

Más allá de donaciones más o menos cuantiosas a organizaci­ones de caridad y de que tengan sus propias fundacione­s, a veces, algunos deportista­s de élite tienen gestos de solidarida­d más desconocid­os y sorprenden­tes.

El año 2010, LeBron James, estrella de la NBA, anunció su decisión de abandonar los Cleveland Cavaliers. La expectació­n para conocer su nuevo equipo era máxima y aún más cuando el propio jugador dijo que lo explicaría en un programa especial de televisión, que se emitiría por la cadena ESPN, y que se llamó The Decision. A James no dejaron de lloverle críticas por lo que se consideró un actitud arrogante. El programa se emitió el 8 de julio, pero lo que nadie sabía era que gracias al show se habían recaudado 2,5 millones de dólares para caridad y otros 3,5 millones de dólares en publicidad, que también fueron a obras de beneficenc­ia.

Jack Wilshere es jugador del Arsenal. Un día conoció a Jack Marshall, un aficionado de seis años que sufría un tumor cerebral. Wilshire no se despegó del niño durante todo el tratamient­o. Lo acompañaba al médico, lo invitaba a ver partidos al estadio y a barbacoas en su casa. El chico murió dos años más tarde, pero él no dejó de ayudar a la familia y al enterarse de que el hermano mayor sufría bullying, fueron a un parque y empezaron a dar toques a un balón, mientras sus acosadores miraban asombrados.

Mario Balotelli ha llegado a dar hasta 1.000 libras a varios mendigos y ha pagado habitacion­es para gente sin hogar en un hotel durante Navidad. También fue al colegio de un niño, que sufría bullying, para hablar con el director y los otros niños para que lo dejaran en paz.

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JUSTIN TALLIS / AFP Jack Wilshere con su hijo Archie

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