Bienvenidos al mundo real
Los concejales de CiU saben lo complicado que resulta gobernar con sólo 14 votos en el pleno un ayuntamiento con 41 representantes. Muchos de ellos han terminado el mandato con las pilas agotadas por la obligada acumulación de car- gos. Ahora le toca al equipo de Ada Colau vivir esta situación y, además, hacerlo con las fuerzas más limitadas que ha tenido jamás un gobierno municipal de Barcelona. A medida que vaya tomando posesión de la Casa Gran –molt gran–, Barcelona en Comú se sumergirá en la realidad del Ayuntamiento y, con toda seguridad, tendrá que despojarse de algunas de las prendas con las que ha conseguido su incontestable victoria, intentando no renunciar por ello a su estilo propio. A estas horas, mientras disfruta del sabor de la victoria, la futura alcaldesa de Barcelona debe estar empezando a notar una creciente sensación de vértigo. Colau llega al poder con la clara voluntad de cambiar el statu quo, de revisar cosas que parecían intocables, de airear las instituciones locales, y esa es, sobre el papel, una buena declaración de principios. Sin
embargo, la candidata de BComú no sólo deberá tejer necesariamente alianzas políticas con otras formaciones, sino que también tendrá que ganarse la complicidad de los trabajadores municipales –un alcalde, por ejemplo, no puede gobernar enfrentado a su policía local– y, sobre todo, dejar abiertas las puertas a la colaboración con el sector privado, una fórmula que explica en gran parte el éxito de esta ciudad. Que, por ejemplo, haya ido modulando –que no cambiando– su discurso en torno al turismo, una
actividad a la que, ha asegurado, la ciudad no puede renunciar, es una buena señal de la que primera mujer que ocupará la alcaldía de Barcelona es muy consciente de que paralizar la actividad económica, poner trabas a la generación de empleo y, en definitiva, de riqueza, sería un grave error. Sus compañeros de Iniciativa per Catalunya, que de gobernar Barcelona saben un rato, sin duda podrán dar a Ada Colau buenos consejos sobre cómo hacer funcionar la poderosa maquinaria que tiene entre las manos.