Bailando por la Casa Rosada
En Argentina no hay debates presidenciales entre los candidatos, pero sí ganas de hacer el ridículo
En Argentina nunca se celebraron debates presidenciales, pero los candidatos siempre están dispuestos a bailar por lograr su sueño de llegar a la Casa Rosada. O a dejarse ridiculizar en directo por su imitador. A cinco meses de las elecciones, los tres principales presidenciables, y sus esposas, protagonizaron la noche del lunes el programa con mayor audiencia de la televisión argentina que, vale aclarar, no es un show político.
Si alguien puede reunir a los tres rivales es Marcelo Tinelli, el rey de la pequeña pantalla local, que hace una década creó Showmatch, formato de variedades y chicas con poca ropa que ha acabado conteniendo la versión argentina de Bailando por un sueño.
El programa arrancó el lunes su nueva temporada con la publicitada presencia en el plató de los tres candidatos. Sin embargo, los políticos ocuparon un rol secundario. Primero lo primero: una apertura de hora y media con sketchs humorísticos, cuerpos de baile, cantantes y acrobacias. Y después, al filo de la medianoche, los políticos que aspiran a suceder a la presidenta Cristina Fernández.
La expectativa era tan grande que el rating se mantuvo por encima del 30% de audiencia hasta que cerca de la una de la madrugada concluyó su intervención el candidato y diputado del Frente Renovador (peronismo opositor), Sergio Massa (43 años), tercero en la mayoría de encuestas, con el 20%, según un sondeo de Poliarquía de abril.
Pensando que el rating iría decayendo a medida que avanzaba la madrugada, su equipo de campaña logró que el primero en aparecer fuera el gobernador de la provincia de Buenos Aires, Daniel Scioli (58 años), el candidato mejor situado dentro del kirchnerismo, aunque mantiene un enfrentamiento larvado con Fernández. La citada encuesta le otorga un 33% de intención de voto, mientras que al alcalde derechista de Buenos Aires, Mauricio Macri (56 años), que compareció en segundo lugar, le da un 27%.
Sin cruzarse en pantalla y con veinte minutos por candidato, Tinelli fue entrevistándolos, entre bromas, sobre su vida privada y ma- rital, empezando por sus esposas, más jóvenes en todos los casos. Las tres coincidieron unánimemente en que sus maridos no eran nada románticos pero sí incansables trabajadores.
Paralelamente aparecía en escena el respectivo imitador, listo para convertir en virtudes los defectos de cada candidato, pues al día se siguiente se supo que todo había sido negociado al detalle con la producción por los publicistas y asesores de las tres campañas. Incluso trascendió que los bailes supuestamente improvisados de los imitadores fueron previamente ensayados.
Uno de los momentos más divertidos ocurrió cuando la esposa de Scioli, la exmodelo Karina Rabolini (48 años), bailó con el clon de su esposo y ella intentó sin mucho éxito tomar el brazo de plástico del actor para subirlo a la altura de la espalda, desde el trasero. El inmóvil brazo derecho del auténtico Scioli es ortopédico, pues lo perdió en 1989 siendo piloto profesional de motonáutica. Esa discapacidad le sirvió al gobernador para retar a su imitador a hacerse el nudo de la corbata -por algo fue el único de los candidatos que se la puso- usando sólo la mano izquierda. Evidentemente, Scioli logró el objetivo ante la frustración de su doble.
Por su parte, Macri reconoció estar “hechizado” por su mujer, la empresaria textil Juliana Awada (41 años), antes de que su clon iniciara una réplica del esperpéntico baile que el alcalde acostumbra a mostrar en las noches de fiesta electoral. Macri no dudó en sumarse, mientras irrumpían en el estudio varias bicicletas del bicing porteño. Massa también bailó con su doble ante la atenta mirada de su mujer, Malena Galmarini (40 años), que dijo que se había pasado la tarde quitándoles piojos a sus dos hijos.
Los políticos que no fueron invitados mostraron su disgusto.
La diputada opositora, Elisa Carrió, criticó duramente a Tinelli. “Solo le pido a Dios que nos salve de este espectáculo que pone a la Argentina como si fuéramos Sodoma y Gomorra”, tuiteó.
Los tres principales aspirantes a la presidencia y sus esposas sucumben en un show de TV