Redada contra los vendedores de droga que hacen de lateros
Una operación de los Mossos y la Guardia Urbana permite la detención de 55 personas y el registro de 32 inmuebles
Las operaciones contra redes que utilizan a vendedores ambulantes de cerveza y refrescos (lateros) para vender drogas por Barcelona no hacen sino confirmar las sospechas de que bajo el aparentemente apacible ir y venir de este comercio callejero se esconde una trama de menudeo de estupefacientes que no cesa. Los Mossos d’Esquadra y la Guardia Urbana detuvieron ayer a 55 personas implicadas en esta mecánica criminal y registraron 32 inmuebles. Participaron 380 agentes.
El escenario de la operación fue principalmente el distrito de Ciutat Vella y, de forma especial, el barrio del Raval. También hubo actividad policial relacionada con este operativo en l’Hospitalet de Llobregat y en Santa Coloma de Farners.
No queda del todo claro cuando se abordan estas cuestiones si el latero se refugia en la venta de drogas para incrementar sus ingresos o si la venta ambulante de bebidas es una pura tapadera para el comercio que realmente importa.
Los diseñadores del dispositivo persiguen poner freno al crecimiento de este comercio ilegal. Se trata de evitar que este tráfico de drogas de pequeño volumen se asiente cómodamente en las calles. En algunas zonas de Ciutat Vella, la actuación de estos camellos que hacen de lateros se había consolidado tanto que su actividad se había hecho más desenvuelta y descarada, quizá ello ha facilitado su adecuada identificación. Precisamente, saber quién era cada cual y dónde se reabastecía de droga ha sido uno de los cometidos de la investigación, en lo que se han invertido centenares de horas en vigilancias y seguimientos.
Fuentes cercanas al caso recordaban ayer que la operación iba dirigida al menudeo de droga, el último escalón del tráfico de drogas que, a la luz de los datos, estaba controlado parcialmente por grupos de ciudadanos pakistaníes. Todos los detenidos son de esa nacionalidad. Eso no ha resultado una sorpresa. La inmensa mayoría de los lateros de Barcelona lo son. Es posible que las cantidades intervenidas acaben siendo insignificantes.
Además de los camellos que balancean sus cervezas por la calle, pero que verbalmente te ofrecen el resto del muestrario (hachís, marihuana, cocaína, heroína o drogas de diseño), también se han identificado los pisos adonde acuden a recoger aquello que no llevan encima. Un miembro del grupo que hace de supervisor se encarga de llamar por teléfono para que se vaya preparando el pedido. Todo va rápido y está cerca. El cliente se impacienta si la transacción dura mucho.