Más chalados con sus cacharros
El Mundial de rallycross, el último espectáculo en llegar a Barcelona, arranca el 24
TONI LÓPEZ JORDÀ
Si pensaban que ya lo habían visto todo sobre cuatro ruedas con olor a gasolina, ahora llega el rallycross, una modalidad de carreras con 50 años de historia que causa furor en los países nórdicos y que el 24 de abril, en Portugal, estrena su segundo Mundial, con sello oficial de la FIA. Es el último espectáculo motorizado que desembarca en el Circuit de Barcelona-Catalunya, que acogerá la 10.ª prueba del calendario (de 13 pruebas) del 18 al 20 de septiembre.
¿Qué es el rallycross? Lo explica el noruego Petter Solberg (40), primer campeón mundial de la especialidad, el año pasado, que también fue campeón mundial de rallies WRC (2003): “Es una competición muy intensa, en cinco vueltas lo tienes que dar todo; no tiene nada que ver con el resto de las carreras de coches”.
Tres temporadas después de dejar atrás 14 años en la élite de los rallies “porque no estaba dispuesto a pagar por competir”, Petter volvió a sus orígenes, el rallycross, donde se inició en las carreras con 18 años. En Noruega, como en Suecia, Finlandia, Holanda o Inglaterra –donde nació esta especialidad creada en 1967 por un productor de la ITV–, solían hacer carreras con turismos en recintos reducidos, circuitos pequeños, que combinan asfalto y tierra. La popularidad de estas pruebas creció, se organizó un torneo europeo, y hace un año el primer Mundial, que esta temporada viaja a Canadá, Argentina, Turquía, además de las habituales plazas europeas.
Las carreras de rallycross son como minirallies concentrados y acelerados, pero los coches compiten entre ellos, no contra el crono. Visualmente son un espectáculo de alto voltaje, con mucho contacto e intensidad, toques, derrapes, goma quemada, polvo... Carreras sin respiro, vertiginosas, con cambios constantes de posiciones. “Es, sin duda, un gran espectáculo para el público”, resume Solberg, que defenderá el 1 con su Citroën DS3. Los coches son mucho más potentes que los WRC: unos monstruos de 2 litros, 600 CV, cuatro ruedas motrices y una aceleración de 0-100 en 1,9 segundos, más veloces que un F-1. Hay 18 inscritos, que corren en mangas de 5-6 vehículos, sobre cuatro o seis vueltas en trazados de 1,1 a 1,5 km. Cada acto incluye entrenos, calificación, semifinales y final.
El WRX (en sus siglas inglesas, World Rallycross) cuenta con una nómina heterogénea de pilotos, de la talla de Solberg, el sueco Mattias Ekström (dos veces ganador del DTM), el veterano austriaco Manfred Stohl, el sueco P.G. Andersson, bicampeón mundial júnior de rallies, y jóvenes prometedores como el finlandés Topi Heikkinen (24), subcampeón del 2014. El certamen, patrocinado por Monster, ha atraído a marcas como Audi, Citroën, Ford, Volkswagen y Mini.
En Barcelona, la prueba se disputará en el Circuit, en una sección de 1,1 km en la zona del Estadi; un trazado mixto que combinará asfalto y dos variantes de tierra y grava. Las cuatro tribunas del Estadi (B, G, C y H) pueden dar cabida a 20.000 espectadores, la previsión de asistencia que calculan los organizadores. Uno de los atractivos podría ser la participación de Carlos Sainz (padre), todavía no confirmada.