La Vanguardia

Final en el Camp Nou

El Barça tendrá que ganar al Atlético para llevarse la Liga en la última jornada

- DAGOBERTO ESCORCIA

El Barça se estrella ante el muro del Elche. Los azulgrana fueron incapaces de marcar (0-0), pero el empate del Atlético ante el Málaga (1-1) aún los deja vivos. El Madrid tiró la toalla frente al Celta de Luis Enrique (2-0)

La vida en la última jornada y en una final inesperada pero deseada. Decidir el título de Liga en el último partido, disputarlo en casa, con toda tu afición, en tu campo, con el ánimo subido porque has recibido esta temporada una cantidad de balones de oxígeno impensable­s.

Estaba muerto el Barça, pero no. Es el momento en que recobra actualidad y con mucha fuerza aquella frase de “no nos matéis todavía, esperad” pronuncia- da por Javier Mascherano, después de la derrota en Valladolid que llevó a poner titulares de “vergüenza” y, sobre todo, de haber arrojado la toalla en la Liga.

Es la final deseada porque, además de jugarla en casa, se decide ante el rival que el Barça no ha podido vencer esta temporada y porque entre otras cosas ya no existen posibilida­des morbosas de que con un triunfo sobre los rojiblanco­s se podría ofrecer en bandeja el título al Real Madrid. Los blancos, que parecían los más fuertes después de golear al Bayern de Munich, claudicaro­n ayer definitiva­mente ante el Celta de Luis Enrique. De nueve puntos posibles, el Madrid sólo sumó dos, triste balance para un equi- po que esta temporada efectuó un gasto extraordin­ario y que su éxito queda supeditado a la final de la Liga de Campeones.

Este Barça de Gerardo Tata Martino ha llegado vivo a la última jornada del campeonato. Tiene en su mano un título con el que ya pocos contaban. No sirve de nada recordar, en este momento en el que los jugadores y el técnico saben perfectame­nte que habrá muchos cambios en el vestuario, qué se hizo mal y la cantidad de veces que el Barça pareció ju-

gar sin la convicción necesaria. De nada sirve esta semana recordar el partido de Valencia o el de Getafe, o el del Granada.

De nada servirá recordar que este Barça de los últimos seis puntos sólo ha sumado dos. Lo que vale esta semana es que la afición acuda unida y sobre todo se llene de optimismo, transmita energías positivas a un equipo que tiene una buena oportunida­d de despedir una época tan esplendoro­sa como hermosa.

El destino ha brindado al Barça de Gerardo Martino, el entrenador que aceptó el reto de dirigir el equipo sin refuerzos y sin apenas preparació­n, una ocasión de oro para dedicar el título al fa- llecido Tito Vilanova, que comenzó la temporada con toda la ilusión del mundo, al propio Martino que siempre los ha defendido y hasta encubierto, a los compañeros que se despiden del fútbol como el gran capitán, Carles Puyol, o al portero que decidió marcharse en busca de otros estímulos, como Víctor Valdés. Por eso es la final deseada, también.

Sólo les queda un partido a los jugadores para irse en paz al Mundial o de vacaciones con la afición. Sólo les resta vencer a ese Atlético de Madrid de Cholo Simeone que ayer perdió su gran ocasión de recuperar un título que no conquista desde hace dieciocho temporadas. A los rojiblanco­s, que jugaban en su campo, ante una afición que empuja de verdad, frente a un Málaga flojo, que parecían destinados a ganar el título de forma merecida, les agarró el miedo, les entró el diablo en el cuerpo y no pudieron pasar del empate ante el equipo de Bernd Schuster. Sólo un punto de seis posibles, los mismos que el Barça.

Para Martino será también una oportunida­d de despedirse por la puerta grande. Él que ha sido cauto en sus declaracio­nes, incluso ha parecido azotarse por no haber complacido a las expectativ­as creadas, por no haber aprovechad­o a este grupo de jugadores a los que admiraba desde la lejanía, el sábado tendrá la oca-

El destino ha brindado al Barça la oportunida­d de despedir a Puyol, Valdés y Martino con el título

sión de decir adiós a su aventura española con el Barça con un éxito en el que ni el mismo creyó hace dos jornadas.

El final de la Liga española, catalogada al principio por algunos como la Liga escocesa por la diferencia que existía entre los primeros y los cuartos, ha terminado siendo la más emocionant­e de todas las competicio­nes europeas. Definirá el Camp Nou. Decidirá Leo Messi. Hacía tiempo que el Estadi no vivía una jornada como la que espera vivir el sábado.

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ALBERTO SAIZ / AP El entrenador del FC Barcelona, Gerardo Martino, intenta controlar un balón que salía por la banda durante el partido de ayer del Barça contra el Elche
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JOSE JORDÁN / AFP

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