Viñedos ecológicos entre plantas aromáticas
Si una bodega rompe todos los moldes de ese renovado Empordà vinícola, esta es Tallers de Vins. En primer lugar por la presencia de las viñas en un municipio, Siurana, en el centro de la plana que no consta ni en la delimitación de la zona de viñedos de la denominación de origen Empordà, razón por la que hasta ahora no han sido admitidos. Pero sobre todo porque se trata de una pequeña finca (4 hectáreas a las que se han sumado más recientemente otras tres distribuidas entre Ultramort, Monells, Millàs y Canet de Tallada) en la que desde el 2002 se han plantado una serie de variedades insólitas en estos lares. Los blancos Viognier, Marsanne y Rousanne proceden directamente del valle del Ródano, y el Cortese, de la región del Piamonte. Son en total unos 7.500 pies, a los que se suman otros 10.700 de variedades como el syrah, el merlot, el marselan o el malbec. Vins de Taller es el sueño de un experto en jardines y paisajes, Antoni Falcón, que tiene en su haber el impulso de los vinos de Collserola, creados en la finca Can Calopa, cuando Joan Clos era alcalde de Barcelona y él director de Parcs i Jardins.
Pero si uno se acerca a estos viñedos se sorprenderá de la diversidad de la flora que los rodea. Entre las hileras de cepas crece una cubierta vegetal que al contrario de lo que sucede con los terrenos labrados evita que la tierra se empobrezca. Pero también hay plan-
Ni los terrenos ni parte de las variedades plantadas están dentro de la DO
tas aromáticas como el hinojo, el romero, el lentisco e incluso aparecen algunas higueras y melocotoneros, que ayudan a fijar el nitrógeno en el terreno. Según Antoni Falcón, gracias a ese circuito natural los viñedos son más receptivos a la biodiversidad y se impregnan de esas otras plantas. E incluso se benefician de la presencia de la fauna. Los pájaros se comen los insectos y hacen el papel de unos insecticidas, suprimidos desde hace tres años. Porque la finca Taller de Vins es ecológica.
Tras la vendimia, entrará en las viñas un rebaño de ovejas, también ecológicas, que se comerán los hierbajos y las hojas, y contribuirán a fertilizar la tierra. La proximidad de un pequeño bosque, rebaja las temperaturas nocturnas y ofrece más contrastes a los vinos. Y otro apunte biodinámico, para la poda se tendrá en cuenta la posición de la luna.
Son detalles que dan singularidad y que han despertado ya el interés del sector enoturístico y ecológico. Cada año embotella entre 30 y 35.000 botellas. Destacan las dos mil botellas de un blanco dulce, de 15 grados, el Lea. Se obtiene de la variedad cortese con uva sobremadurada (en los últimos días se le coloca una bolsa de plástico en la misma cepa para que obtener mayor concentración de azúcar) y se ha instalado ya en los mejores restaurantes de Catalunya. Y el Geum, el Pholx, el Gris, el Mlot... nombres que habrá que seguir.