La Vanguardia

Cuestión de dignidad

Cómo el destino unió las vidas del fotógrafo de Mauthausen y de otro soldado anónimo de Catalunya represalia­do por Franco

- D. MARCHENA

La Comissió de la Dignitat se creó hace once años para lograr la devolución a sus legítimos propietari­os de los documentos incautados por la dictadura franquista y, en especial, de los papeles de Salamanca. La oenegé, también preocupada por preservar la riqueza cultural, se movilizó cuando supo que en Francia se iban a subastar 1.368 fotos sobre la Guerra Civil, la Barcelona de 1931 a 1939 y los refugiados que cruzaron la frontera.

El denominado fondo Argelers, inicialmen­te de autoría desconocid­a y por el que la Generalita­t no mostró interés, fue adquirido a principios de este año por 7.700 euros, que la Comissió de la Dignitat recaudó con una colecta popular y la ayuda de medios como la editorial Ara Llibres y la revista Sà

piens. El material se compró para cederlo al Arxiu Nacional de Catalunya, una vez catalogado.

La colaboraci­ón ciudadana permitió poner nombre y apellidos a algunos retratos (“ese es mi abuelo”) y, tirando de ese hilo, se llegó a la sospecha de que el fotógrafo podía ser Francesc Boix. La hipótesis se confirmó con análisis periciales y grafológic­os, pero la certeza llegó cuando se descubrió que aquel jovencísim­o miliciano que aparecía en una instantáne­a junto al dirigente comunista Gregorio López Raimundo era el propio Boix. La foto se realizó en un balcón del hotel Colón, en la plaza Catalunya, en la sede de las Joventuts Socialiste­s Unifi- cades, a las que pertenecía Francesc Boix, de 16 años y aprendiz de fotógrafo, una pasión que le contagió su padre, el sastre Bartomeu Boix.

El abogado Josep Cruanyes, portavoz de la Comissió de la

Un tesoro gráfico se ha recuperado gracias a la Comissió de la Dignitat y la iniciativa privada

Dignitat, confía en que en el 2014 se organice una gran exposición sobre este hallazgo de valor incalculab­le. Aún queda mucho trabajo por hacer, explica, pero los expertos ven en la ma- yoría de las fotos de escenas de Barcelona la mano del padre, y en las bélicas, la del hijo.

Algunas de las personas conocedora­s del fondo Argelers, como el arquitecto Jordi Fossas, director del Arxiu Històric del Poblenou, se sorprendie­ron al leer el libro de Miquel Vidal Llavall, que recoge los recuerdos de Francesc Febrer, un soldado de la quinta del biberón. Al término de la guerra, la dictadura le obsequió con cuatro años más de mili por haber combatido en el bando republican­o. Muchas páginas de la obra, que hace de la humildad una grandeza, parecen una descripció­n de las fotos, en especial de aquellas que explican qué hacían los soldados entre combate y combate: las tareas agrícolas a que se dedicaban y los partidos de fútbol con que se distraían. La relación entre el libro y las fotos es tan clara que la Comissió de la Dignitat ha decidido que la presentaci­ón de la obra será la ocasión ideal para que una muestra del fondo Argelers se exhiba por primera vez. El acto está apadrinado y organizado por una pequeña gran librería, Etcètera (Llull, 203), de Xon Pagès y Àlex Lerís, que imaginarán ver entre los asistentes a dos chavales a quienes la guerra robó la juventud. La juventud, sí, pero no la dignidad. Presentaci­ón del libro Del Poblenou a la batalla de l’Ebre, el jueves 24 de octubre, a las 19 horas, en el centro cívico de Can Felipa, en la plaza de Josep Maria Huertas, en Poblenou.

 ?? FRANCESC BOIX / ARCHIVO ?? Los SS Himmler, Ziereis y Kaltenbrun­ner, en una foto usada como prueba de cargo en Nuremberg
FRANCESC BOIX / ARCHIVO Los SS Himmler, Ziereis y Kaltenbrun­ner, en una foto usada como prueba de cargo en Nuremberg

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