La mesa de Pau Casals
El genio pervive en su antigua casa de invitados
La antigua casa de invitados de Pau Casals es hoy un acogedor restaurante, a diez metros escasos de la playa de Sant Salvador, el barrio marítimo del Vendrell (Baix Penedès). Con vistas al mar, junto al paseo marítimo, en el establecimiento, que ha reconvertido las tres casas de huéspedes de la Vil·la Casals en un restaurante con la terraza y el comedor integrados, se respira autenticidad y carácter.
“Amamos a Pau Casals, su historia forma parte del pueblo. El restaurante está impregnado con su recuerdo”, destaca Lita Virgili, quien regenta el restaurante junto a Antoni López. “Hemos cuidado mucho el espacio, hay el 95% de lo que encontramos en las tres casas de invitados. El suelo es el original”, añade él. En las paredes cuelgan fotografías de la época en la que Casals veraneó en Sant Salva- dor, entre 1911 y 1939, hasta que se exilió. Las imágenes se han recopilado gracias a la colaboración vecinal. “Hay clientes que reconocen a sus familiares”, dice Lita. “Aquí tocaba el chelo Casals, ésta sería su mesa”, cuenta Antoni.
El restaurante prima el producto de temporada y de proximidad, con pescado y marisco pero también carnes, con mayoría rotunda de vinos de la DO Penedès. Entre los platos estrella, la sinfonía de canelones o sus patatas bravas. El sitio, sobre el mar, es un plato más. “Estamos en un lugar privilegiado”, destacan.
Por las noches, al atardecer, llega la brisa y los cócteles, con una elaborada carta de gin-tonics y un mojito con cierta fama. “Si estamos a gusto, no cerramos hasta las dos de la madrugada”, explica Lita. Los fines de semana es misión casi imposible encontrar mesa sin reserva previa.
Comer aquí tiene premio. Antes o después de sentarse en la mesa, los comensales tienen una visita casi obligada al conjunto de la Vil·la Museu Pau Casals, su antigua residencia de verano; construida en 1910, antes de que se edificaran en el mismo entorno las casas de invitados, fue reformada más tarde por el arquitecto y también músico Antoni Puig i Gairalt con un jardín y un espectacular mirador con vistas sobre la playa que se pueden disfrutar cuando se visita el restaurante. El museo ha servido para preservar este patrimonio, por deseo expreso de Casals y su esposa.