Mugabe continúa su reinado
El octogenario líder zimbabuo se proclama vencedor con el 61% de los votos
Es oficial: Robert Mugabe seguirá al mando de Zimbabue. Según la Comisión Electoral será así por su victoria incontestable en las urnas, con un 61% de los votos. A sus 89 años, el líder zimbabuo ya lleva 33 años al frente del país y se dispone a cumplir por lo menos un lustro más. Según la oposición, será así porque es un ladrón.
“Nosotros no hemos perdido estas elecciones. Las hemos ga-
Mugabe se hace con más de dos tercios del Parlamento: podrá modificar a su gusto la Constitución
nado. Esto no es un asunto personal, es un asunto nacional”, clamó ayer Morgan Tvansgirai, líder de la oposición. “Lamentablemente, los comicios han sido robados”, insistió.
Aunque la participación ha sido mayor que en otras ocasiones, sorprende la remontada del partido de Mugabe en términos numéricos: en las elecciones de hace cinco años, el Zanu-PF consiguió un millón de votos y en esta ocasión ha obtenido 2,1 millones. Mugabe ha conseguido más del doble de apoyo pese a que desde los últimos comicios el país ha atravesado una de las mayores crisis económicas de la historia. Para ver una cantidad de votos similar en el saco del partido de Mugabe hay que remontarse a 1990. El resultado deja un camino de rosas para el político octogenario, sobre todo después de confirmarse que el Zanu-PF ha conseguido una mayoría de más de dos tercios en el Parlamento. Con ese resultado podrá modificar la reciente constitución aprobada en marzo si así lo desea. La oposición vuelve a la casilla de salida.
Al Movimiento por el Cambio Democrático (MCD) no le salen los números. No le cuadra que hace cinco años Tvansgirai ganara la primera vuelta con el 48% de los votos (la segunda no se celebró porque se desató una violencia que dejó 200 muertos y un gobierno de coalición como mal menor) y ahora haya conseguido unas migajas, apenas un 33,9% de los votos. Aunque en días anteriores miembros oposi- tores habían llamado a la resistencia pasiva a la población, Tvansgirai pidió paz. Se limitó a lanzar mil quejas que sonaron a game over, a final de la partida. Es cierto que rechazó los resultados, dijo que llevaría el robo electoral a la justicia, exigió la intervención de las misiones africanas de observadores –las mismas que anteayer dieron su visto bueno al proceso electo- ral– y pidió que se repitan las elecciones, pero es prácticamente imposible que alguna de esas peticiones fructifiquen. El político opositor aseguró que, si se lo ofrecen, no aceptará un puesto en el Gobierno.
Aunque la Unión Africana y la Comunidad de Desarrollo del África Austral (SADC en sus siglas en inglés) validaron las elecciones al calificarlas de “libres y pacíficas”, otras organizaciones locales denunciaron “irregularidades”. Observadores independientes señalaron que se había negado el derecho a votar a un millón de votantes urbanos al no estar sus nombres en las listas y se obligó a miles de zimbabuos a declararse analfabetos y así votar bajo la supervisión de controladores del Zanu-PF. La Unión Europea pidió calma, pero tampoco las tiene todas consigo sobre la legalidad de los comicios. “La UE está preocupada por las presuntas irregularidades e informaciones de participación incompleta, así como las debilidades identificadas en el proceso electoral y la falta de transparencia”, señaló la jefa de la diplomacia europea, Catherine Ashton.