Los medios egipcios ya están tan censurados como con Mubarak
Uno de los objetivos de las manifestaciones de los partidarios del depuesto presidente Mohamed Morsi ha sido el complejo mediático en el que se ubican varias cadenas de televisión situado a las afueras de El Cairo, la denominada Ciudad 6 de octubre, construida en tiempos de Sadat.
Es ahí donde se han producido los últimos choques entre la policía y los militantes de los Hermanos Musulmanes que trataban de asaltar el complejo mediático. Los grandes medios audiovisuales y de prensa combaten con ahínco a la Cofradía. Los medios oficiales, como la televisión estatal, ignoran las manifestaciones, marchas, comunicados, proclamas de los islamistas, cuya televisión –censurada– ha podido volver a transmitir.
El derrocamiento de Morsi no ha ampliado la libertad informativa, sino que la ha reducido, con el cierre de canales de televisión y detención de periodistas, con argumentos del mismo estilo que los empleados por el régimen de Mubarak durante las protestas de Tahrir.
Mientras continúa el baile diplomático –el secretario de Estado norteamericano, John Kerry, ha matizado su apoyo al golpe asegurando que hay que “tratar con todas las fuerzas políticas para llegar a un compromiso pacífico”–, dos centenares de detenidos, partidarios de Morsi, se han declarado en huelga del hambre por el mal trato que sufren en la cárcel y las amenazas de agresión de otros prisioneros.
Los Hermanos Musulmanes y otros grupos islamistas mantienen el contacto con los EE.UU.: ayer tenían previsto entrevistarse con William Burns, subsecretario de Estado norteamericano. El anhelo de la diplomacia de Obama sería que la Cofradía evacuase a sus seguidores de los campamentos cairotas y que el gobierno evitase el asalto militar.
Y ayer habló de Egipto el líder de Al Qaeda, Ayman Al Zawahri. “Lo que ha sucedido es la mayor prueba del fracaso de los medios democráticos para lograr un gobierno islámico”, afirmó. “Los cruzados, los secularistas, el ejército americanizado, los matones de Mubarak y otros miembros de partidos islámicos con el apoyo del dinero del Golfo y las conspiraciones americanas, todos participaron en la conspiración para derrocar a Morsi”.
En las ilusionadas jornadas del primer Tahrir, en invierno del 2011, se creía que la fuerza democrática de las llamadas primaveras árabes había derrotado al arma del terror...