Rajoy entona el mea culpa, “me equivoqué”, pero no piensa dimitir
El presidente acusa a Rubalcaba de dañar la imagen de España con su actitud
Mariano Rajoy subió a la tribuna del Congreso (ayer en el Senado), fue directamente al tema –“el denominado caso Bárcenas”, lo llamó– y entonó el mea culpa. Rajoy empleó casi las mismas palabras que utilizó el Rey tras su cacería en Botsuana, aunque con más explicaciones: “Me equivoqué. Lo lamento, pero fue así. Me equivoqué al mantener la confianza en alguien que ahora sabemos que no la merecía”. “Creí en la inocencia de esa persona”. Esa fue la forma en que el presidente del Gobierno pidió perdón, asumiendo el error de haber nombrado tesorero a Bárce- nas y haber puesto la mano en el fuego por él. Lo demás, lo negó.
“Di crédito al señor Bárcenas. Era una persona de confianza en el partido –añadió–. Carecía de razones para dudar de su inocencia, así es que me fié de él y lo apoyé. Creí en su inocencia. Lo hice hasta el momento en que llegaron datos que confirmaban la existencia de cuentas millonarias en Suiza”. Esto, según Rajoy, además de una “deslealtad con el partido”, constituía “un hecho ilegal que no admitía dudas”. A eso, a haberse fiado de Bárcenas, limitó su responsabilidad. “Este ha sido todo mi papel en esta historia. Cometí el error de creer a un falso inocente, pero no el delito de encubrir a un presunto culpable”.
Las acusaciones de Bárcenas las achaca Rajoy a su estrategia de defensa, pero las rechazó: “En el PP, ni se ha llevado una doble contabilidad, ni se oculta ningún delito. ¿Se han pagado sueldos? Sí. ¿Se han pagado remuneraciones complementarias por razón del cargo? Sí. ¿Se han pagado anticipos a justificar por gastos inherentes al desempeño del cargo? También, como en todas partes –palabras que provocaron un rotundo “no” en los bancos de la oposición–. Se ha pagado por un trabajo, se ha pagado en blanco y se ha incluido el pago en la contabilidad”. En lo que lo afecta personalmente, Rajoy fue más rotundo: “Les aseguro que siempre declaré todos mis ingresos. Mis declaraciones de renta y patrimonio están a la vista de todo el mundo y tienen mucho más valor que un renglón escrito al vuelo en un papel arrugado. Si todo lo que aparece en los papeles del señor Bárcenas tiene la misma consistencia que en lo que a mí se refiere, estamos ante una asombrosa e imaginativa colección de falsedades”. Y volvió a proclamar: “Ni a mi ni a mi partido se nos podrá atribuir ningún delito”.
Ninguna de sus negativas convenció a la oposición, que le recordó las acusaciones de Bárcenas y los SMS que se cruzaron. Pero entonces Rajoy se quejó de que no quieran explicaciones suyas, sino su culpabilidad: “No me voy a declarar culpable, porque no lo soy”. Y lamentó que den más crédito a Bárcenas que a él. Por eso, por la “pobreza” de argumentos de la oposición, sobre todo de Rubalcaba, “y la fuerza de mis razones”, dijo: “Ni voy a dimitir ni voy a convocar elecciones”.
Rajoy tuvo fijación desde el principio con Rubalcaba, a quien espetó: “No es el más indicado para dar lecciones de democracia”. Y le recordó: “¡Si ustedes nombraron director general de la Guardia Civil a quien nombraron!”. El presidente criticó a Rubalcaba por amenazar con una moción de censura haciendo un “uso torticero” de instrumentos constitucionales y por romper sus relaciones con el PP, un “acto de irresponsabilidad manifiesta”, pues bloquea el funcionamiento de las instituciones. Todo eso, a juicio de Rajoy, “siembra incertidumbre fuera”, por lo que acusó a Rubalcaba de “dañar la imagen de España” con su actitud. “La corrupción –le reprochó– no puede ser coartada para desestabilizar al país. Hay que proteger a España de las ligerezas de la actual oposición”. Y lamentó que el líder socialista dé por bueno lo que se publica y “no tenga tiempo de conocer la verdad”.