Auge y caída del modelo chileno de pensiones
El sistema ha regalado 225.000 millones de euros a la banca y ofrece sólo 200 euros al mes para el 50% de la población
Santiago de Chile
Después de un mes de manifestaciones, las paredes en el centro de Santiago de Chile son, desde mediados de noviembre, murales psicodélicos de grafitis multicolores. Los dos que mejor resumen la extraordinaria rebelión ciudadana contra el presidente, el empresario multimillonario Santiago Piñera, rezan: “Chile, donde nació el neoliberalismo y donde morirá” y “Hay tantas cosas que cambiar que no sé qué huevada pedir aquí”.
Pero el eslogan que sacó más de 1,3 millones de chilenos a las calles en un solo día es otro grafiti: “¡No más AFP!”. Se refiere a las 15 administradoras de fondos de pensiones (AFP) que gestionan el sistema de pensiones privatizado por la dictadura de Augusto Pinochet en 1981 bajo los consejos del chicago boy Jose Piñera, hermano del actual presidente, (Piñera en realidad aprendió los principios de la escuela neoliberal de Milton Friedman en Harvard y no Chicago).
De todos los elementos del modelo chileno de desregulación, privatización y ortodoxia fiscal, el que más elogios ha suscitado en las conferencias bancarias ha sido el sistema de capitalización de pensiones, basado en un sistema de ahorro forzado que ha canalizado miles de millones de dólares al sistema financiero.
Para Piñera, al igual que para Friedman, la dictadura fue una excelente oportunidad. “Si el actual régimen no reforma las pensiones, quizás ya no se podra hacerla jamás”, dijo. Aunque Pinochet nunca lo tuvo muy claro y exigió que los militares tuvieran su propio sistema de reparto.
Durante la década de los noventa, el modelo chileno fue promocionado en constantes roadshows globale protagonizados por Piñera y patrocinados por bancos internacionales, entre ellos unos cuantos en Madrid. Despertó el interés de gobiernos varios desde los de Tony Blair a Jose María Aznar. Establecido en 1981, ocho años de la vuelta de la democracia, el modelo chileno parecía ofrecer la solución para los problemas de los sistemas de reparto en tiempos de envejecimiento y limites fiscales.
Piñera explicaba incansable