La Vanguardia - Dinero

EL ENCANTO ATEMPORAL DE CARTIER

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René Vuistiner Julián Nieto

La transforma­ción de los objetos y el culto a la belleza son dos de los elementos que están en el origen de la colección de relojes femeninos Baignoire de Cartier. Fue en 1912 cuando Louis Cartier se cuestionó las cajas redondas en los relojes, decidiendo alargarlas a través de dos líneas paralelas cerradas por dos curvas (una silueta de una bañera, de cuya palabra en francés toma su nombre esta colección).

La caja Baignoire no dejó de evoluciona­r y de transforma­rse hasta la forma que tiene hoy, un óvalo ligerament­e curvado con una esfera en la que destacan los números y su borde de oro. El modelo de 1958 es el que ha servido de inspiració­n para las reinterpre­taciones que presenta Cartier en el 2019, con una correa más estrecha, números romanos reinterpre­tados sobre un fondo arena plateada y una caja hermética hasta los 30 metros.

La década de los sesenta supuso una segunda etapa del reloj Baignoire que tiene que ver expresamen­te con los talleres que Cartier tenía en Londres, lugar de donde salió el reloj Baignoire Allongée, un modelo extragrand­e que se estiraba en la muñeca y maridaba a la perfección elegancia y desmesura.

La colección Bagnoire del 2019 tiene 14 modelos, aquí les traemos tres: un modelo pequeño con caja de oro amarillo (32 x 36 mm), movimiento de cuarzo y esfera plateada con números romanos, y dos modelos Baignoire Allongée, el extragrand­e (52 x 23 mm), con caja de oro rosa, esfera plateada y un movimiento de carga manual, el 1917 MC, con 38 horas de reserva de marcha.

Por último, el Baignoire Allongée de tamaño mediano (47 mm x 21) viene con caja de oro blanco engastada con 267 diamantes, esfera plateada, correa de piel de aligátor con hebilla de oro blanco y el mismo movimiento 1917 MC.

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