Autorretrato del comprador sénior
Los mayores de 60 priorizan la atención a los precios bajos y prefieren el comercio de proximidad
El proceso de envejecimiento de la población mundial y, en especial, la de los países más avanzados también acabará impactando en los hábitos de consumo. ¿Cómo no prever cambios de calado en la forma de comprar en un futuro no muylejano cuandose espera, por ejemplo, que en menos de cuatro décadas la población española de más de 60 años pase de representar el actual 22,7% a superar el 40%? No abunda, sin embargo, información consistente sobre la evolución de los estilos de vida de este importante colectivo que no para de crecer y, por tanto, con un potencial económico claro. “Se trata de un segmento importante de consumidores y usuarios que tienen necesidades y motivaciones específicas y, por tanto, requieren ofertas y servicios específicos”, señala el catedrático de la Universidad de Salamanca Óscar González, autor del estudio Economía del envejecimiento, centrado en los que tienen entre 60 y 85 años.
La investigación de la Fundación de la Universidad de Salamanca, presentadaesta semanay basada en una encuesta a 1.450 personas (950 de ellas, mayores de 60 años), revela que a la hora de hacer la comprar prefieren los establecimientos cercanos al domicilio y aquellos en puedenconseguir atención personal.
Los que superan los 60 aseguran quesusdecisiones decompranoestán tan condicionadas por el precio o las promociones, al tiempo que atribuyen más relevancia a la calidad (destacan por su consumo declarado de productos con denominación de origen o ecológicos) y se muestran más leales a las marcas. Mientras que los adultos más jóvenes acostumbran a recurrir al coche para sus compras (casi la mitad de los que tienen entre 25 y 39 años), los gran mayoría de los mayores de 60 años están habituados a ir a pie. “Son datos que deben tener en cuenta, sobre todo, los hipermercados, que lo tienen más complicado que los súpers”, apunta Pablo Muñoz Gallego, catedrático de comercialización e investigación de mercados de la Universidad de Salamanca.
Los mayores con una capacidad económica mínima se inclinan por dedicar parte de su tiempo a los viajes y al ocio. Y, según la opinión de los encuestados, están más interesados por visitar ciudades o hacer viajes de carácter cultural que el turismo de playa o de naturaleza. Se confiesan usuarios de las agencias de viajes (las usan casi uno de cada cuatro, frente al 10% delos menores de 60), sus desplazamientos acostumbran a ser más prolongados y mantienen su preferencia por contratar un hotel para alojarse.
Elestudio, realizado encolaboración con la Fundación General del CSIC, destaca el aumento del interés de la industria del viajes y ocio por las personas mayores“tanto por el volumen de negocio que representan como por la facilidad para contratar a lo largo de todo el año”, al disponer de un tiempo que no está condicionado a la dictadura de los días laborables o las vacaciones.
Sobre su capacidad de consumo, Muñoz Gallego destaca que a partir de los 60 desciende la tasa de ahorro, en favor del gasto. Otros estudios ya han señalado cómoel mayor peso de las personas de más edad puede acabar influyendo en la evolución del mercado de valores o el inmobiliario, por sus decisiones de venta de acciones de bolsa y de inmuebles para ganar liquidez. Preguntados por si tienen problemas para llegar a final de mes, es entre los encuestados de más de 65 años donde se reduce la percepción de dificultades económicas.
Aunque una parte significativa de los jubilados cuenta con pensiones modestas, los expertos en desigualdad recuerdan que la población de a partir de 65 años se ha visto más protegida que otros colectivos de las dificultades generadas durante los largos años de crisis económica, en buena parte gracias al
Casi siete de cada diez mayores dispone de internet; más de la mitad de ellos, usa la banca electrónica
prestación que perciben. Así, lo refleja un reciente informe de la Fundación Alternativas sobre la desigualdad en España, donde destaca el fuerte carácter redistributivo de las pensiones públicas. Destacan que, por tramos de edad, el colectivo mayor de 65 años tiene la menor tasa de pobreza relativa.
En paralelo, el estudio sobre economía del envejecimiento recoge que casi un tercio de los encuestados de 66 y 75 años cuenta con un ingresos por planes privados de pensiones o seguros. Y la tendencia se acentuará en la próxima década, ya que un 40% de la cohorte de 55 a 65 años afirma tener contratado algún tipo de fondo de pensiones.
El estudio también cuestiona algunos estereotipos sobre las tecnologías y los séniors. Más de la mitad de ellos usa un teléfono inteligente (55%), mientras que el 63% cuenta con un ordenador. Casi siete de cada diez asegura disponer a internet y, de estos, el 85% se conectan para consultar el correo electrónico y la prensa. Alrededordelamitaddelos internautas maduros también realiza operaciones de banca on line y pide citas médicas. “Si miran el saldo de la cuenta, muchas empresas y la Administración deben plantearse cómo establecer una relación en el mundo digital con mayores”, plantea Muñoz Gallego.