Los 50 años de Baqueira-Beret
Para la presente temporada ha invertido 11 millones de euros en mantenimiento y mejora de instalaciones.
Jerséis y guantes de lana, botas de cuero, gorros de fieltro, uniformes militares e incluso americanas con corbata fueron las peculiares vestimentas de algunas personas que estrenaron el primer remonte del Val d’Aran. Las imágenes de estas personas, rodeadas de una buena capa de nieve, pudieron verse en blanco y negro en todos los cines de la España de 1964, pues el noticiario No-Do fue testigo de la inauguración del entonces único telesilla de Baqueira, hace ahora 50 años: una sencilla instalación desde la perspectiva actual, pero todo un hito tecnológico para entonces, llevando pasajeros en sillas individuales a lo largo de un kilómetro de longitud para superar un desnivel de 380 metros.
La puesta en marcha de esa primera silla transportadora fue la culminación de un proyecto nacido tras muchas conversaciones entre los alcaldes de Salardú y Tredós, conocedores de las condiciones de la nieve y bien aconsejados por unos esquiadores locales que tenían predilección por las bajadas en la zona llamada La Baqueira. Gracias a la aportación económica de ambos ayuntamientos, con la asesoría técnica del famoso esquiador madrileño Luis Arias y el entusiasmo del ingeniero Jorge Jordana, nació una nueva estación de esquí en un entorno idílico que por entonces tenía bastantes limitaciones y una capacidad a años luz de la actual: tan solo un sencillo hotel de 60 habitaciones y dos hostales con 30 camas cada uno. Esa era toda la oferta de alojamiento que ofrecía la zona hace medio siglo.
En las siguientes temporadas se amplió el área esquiable gracias a la construcción de tres nuevos telesillas y a partir de 1969 se empezó a desarrollar la urbanización de la zona base de la estación, en la cota 1.500, con la construcción de algunos edificios de apartamentos y el famoso hotel Montarto, donde se alojaron las primeras celebridades que dieron impulso social al valle; entre ellos la familia real española, auténtico espaldarazo para la estación, de la que se convirtió en fiel visitante gracias a la cesión de una casa en el área de la Pleta, urbanización en la carretera hacia Beret, la segunda zona de pistas que se fue abriendo a los esquiadores a partir de 1976. Se inauguró en 1982 con instalaciones mecánicas propias e incluso se llegó a plantear allí la construcción de un altipuerto similar a los aeropuertos de montaña de los Alpes.
La Bonaigua, tercera zona de la estación, se añadió hace ahora 20 años, ampliando el dominio esquiable y acercándolo a la comarca vecina del Pallars Sobirà. En las dos últimas décadas, la sociedad gestora, mayoritariamente privada y familiar, no ha dejado de realizar inversiones y mejoras con la intención de convertirse en la mejor estación del Estado.
“Para esta temporada en la que celebramos el 50.º aniversario de la estación, se han invertido 11 mi- llones de euros en mantenimiento y mejora de las instalaciones. La anterior se cerró con cerca de 800.000 esquiadores y una facturación de 33 millones de euros”, comenta Pep Albós, responsable de marketing de Baqueira Beret.
Buena parte de la inversión ha ido destinada a la compra de dos nuevas ratracs o máquinas de preparación de pistas y a la puesta a punto o construcción de remontes: esta temporada se llega ya a las 35 instalaciones mecánicas, alcanzando una capacidad de transporte de 60.683 personas/hora. Tres se estrenaron en el 2014: un telesilla desembragable de cuatro plazas y dos kilómetros de recorrido junto a dos telesquís. Así, la estación suma ya 153 kilómetros de pistas, además de un cir- cuito de esquí de fondo de siete kilómetros: un dominio esquiable con una capacidad para cerca de 19.000 esquiadores.
Aquel simple telesilla individual y las menos de 100 camas disponibles para visitantes de hace 50 años, se han convertido hoy en la mayor estación de esquí de España. A su alrededor ha ido creciendo la oferta turística en el valle de 11.000 camas en 67 hoteles y otros establecimientos de todo tipo, además de 22.000 plazas residenciales. Estas tienen un enorme peso en la economía aranesa con el epicentro en Baqueira Beret.
La anterior temporada se cerró con cerca de 800.000 esquiadores y una facturación de 33 millones de euros