La Vanguardia - Culturas

Nací, leí y en fantasma me convertí

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⁄ Autores que vuelven después de silencios de muchos años, otros que se mantienen y algunos que se estrenan

Si el cambio climático avanza a este ritmo quizá en pocos años estas recomendac­iones navideñas las hagamos en bermudas por eso que lo mejor será arrancar con dos libros unidos por la llamada de atención ecológica. En Las sombras fugaces / Les ombres fugaces (Volcano Libros/Edicions del Periscopi), Christian Guay-Polinquin sigue las tribulacio­nes de un mecánico anónimo en un mundo sometido a las leyes de la superviven­cia después de un apagón eléctrico. Contra la tentación de la angustia, el impacto y el golpe de efecto, el quebequés trabaja los vínculos humanos y la generación de una corriente subterráne­a de inquietud. Un complement­o en tono de fábula bajo la siempre hipnótica prosa de George Saunders es Zorro 8 (Seix Barral), un relato largo, ilustrado por Chelsea Cardinal y dirigido acualquier­edad,enelquelac­onstrucció­n de un centro comercial movilizará al vulpino del título en la defensa de su madriguera.

Cormac McCarthy rompe un silencio editorial de dieciséis años con dos novelas interconec­tadas, El pasajero/El passatger y Stella Maris (Literatura Random House /Edicions 62), donde convergen perturbado­res lazos fraternale­s con la física cuántica, y la enfermedad mental con la conspirano­ica americana, entre otras estimulant­es binomios, capaces de propulsar teorías y debates durante más tiempo del que ha tardado su autor en completarl­as. Tratándose de una novela muy distinta, Pequeñas desgracias sin importanci­a / Les tristes recances (Sexto Piso / Les Hores) de su compatriot­a

Miriam Toews despliega asimismo una fraternida­d compleja sobre la que planea la amenaza del suicidio. El talento de la autora radica en romper expectativ­as –es a la mujer aparenteme­nte exitosa en todos los campos a quien se le hace insoportab­le la vida, mientras que su hermana, abonada al caos y a los reverses, desborda ganas de comerse el mundo– y en conseguir dar con ángulos hilarantes en un drama en apariencia circular.

Algo acerca de derribar lugares comunes y huir del negro como único prisma explica también Euforia. Una novela sobre Sylvia Plath / Eufòria. Una novel·la sobre Sylvia Plath (Navona/Les Hores) que surgió cuando su responsabl­e, la sueca Elin Cullhed, percibió que en el centro de su obsesión con la malhadada poeta latía una conexión personal al reconocers­e en una madre de varios hijos, casada con un escritor e intentando arañar horas para poner negro sobre blanco. Cullhed no blanquea el mito pero sí que lo redefine poniendo el foco en su voracidad artística y su compromiso con la igualdad de género. Hablando de ficciones comprometi­das, Nórdica recupera una de las mejores novelas europeas sobre el viacrucis de los refugiados, Tránsito , de Anne Seghers, conocedora de primera mano del drama con su periplo por Marsella y México huyendo del nazismo. Odisea de un fugado de dos campos de concentrac­ión que asume una identidad falsa, consigue ser vibrante, conmovedor­a y atemporal.

Por absolutos méritos propios, pero al modo también de antídoto contra cualquier poso de desaliento que nos hayan podido dejar las últimas novelas comentadas, Nací (Anagrama ) de Georges Perec es de prescripci­ón obligatori­a (casi en un sentido médico). El (in)genio juguetón del OuLiPo evoca recuerdos de aquellos que llenan de sentido una existencia, nos invita a soñar y completa una lista de deseos a cumplir antes de decir adiós que activa de inmediato las ganas de generar una de propia. En este listado, el autor de La vida, instruccio­nes de uso incluye propósitos como visitar el Museo del Prado, aprender el oficio de impresor o escribir una novela de ciencia ficción pero no resulta descabella­do aventurar que, de haber confeccion­ado una dedicada a motivos de gozo una vez en el más allá, la habría encabezado con regresar a este mundo convertido en un espíritu instalado en una librería. Este es el punto de partida argumental de El fantasma de las palabras (Siruela )de Louise Erdrich: una insoportab­le clienta de una librería independie­nte de Minneapoli­s ronda el establecim­iento tras su deceso, obligando a una nueva empleada a romper la maldición. Tras sus connotacio­nes dickensian­as, se filtra una declaració­n de amor a todoslosqu­e,comousted,amanloslib­ros,al tiempo que una mirada social que abarca la crisis pandémica y el movimiento Black Lives Matter.

Entre las óperas primas que más me han impactado estos años se cuenta Idaho (Random House/Les Hores )de Emily Ruskovich, que parte del hecho más indescifra­ble que probableme­nte pueda acontecer –la muerte de una hija a manos de su madre– para entrelazar una serie de historias de amor extrañas, retorcidas y desconcert­antes entre mujeres, entendiend­o amor como un despliegue de actos de altruismo, generosida­d y compasión en busca de comprensió­n, consuelo o redención. La novela, cargada de sensibilid­ad y agudeza para iluminar zonas de sombra del ser humano o encontrar palabras con las que apresar lo que se resiste a ser expresado, conforma una pareja de baile natural con los diez relatos reunidos en Ser un hombre (Salamandra ) de

Nicole Krauss. El título surge del que bautiza la última pieza pero el conjunto bien podría haberse llamado Ser mujer o Ser persona ya que indaga en los temas eternos (amor, amistad, familia, personalid­ad, deseo, expectativ­a, renuncia…) que a todos nos unen con la voluntad de que nos reconozcam­os y/o nos estremezca­mos.

Dudo que el premio a la voz narradora más creativa y juguetona de la cosecha anual de narrativa traducida pudiera recaer en otra que no fuera la que nos pasea por la historia reciente de Sudáfrica en la soberbia La promesa (Libros del Asteroide/Les Hores )de Damon Galgut. Tres hermanos de una familia blanca pudiente, cuatro funerales y un compromiso verbal controvert­ido –la concesión a la sirvienta de la propiedad de la humilde casa en la que vive– articulan una narración que consigue hablar de lo más profundo con una tonificant­e liviandad, agilidad y gracia. Y acabamos con otra trufa blanca, Maldita suerte (Gatopardo), de Lawrence Osborne –si no lo tienen en el radar, andan muy perdidos–, retrato de un ludópata y un impostor por las noches incendiada­s de neón de Macao al que un doble golpe de azar traerá fortuna y perdicióna­partesigua­les. /

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Louise Erdrich arma una novela de connotacio­nes dickensian­as con ‘El fantasma de las palabras’
+ Louise Erdrich arma una novela de connotacio­nes dickensian­as con ‘El fantasma de las palabras’
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Cormac McCarthy rompe un silencio editorial de dieciséis años: abajo, George Saunders (izquierda) en el Man Booker Prize; y Nicole Krauss (derecha), en una nueva indagación sobre el amor
⁄ Apagones eléctricos y física cuántica en escenarios como Macao, Idaho, Sudáfrica o Minneapoli­s Cormac McCarthy rompe un silencio editorial de dieciséis años: abajo, George Saunders (izquierda) en el Man Booker Prize; y Nicole Krauss (derecha), en una nueva indagación sobre el amor

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