La violencia perdurable
ElTNCestrena una versión de ‘Purga’, la obra de Sofi Oksanen que, convertida en novela, significó la consagración de la escritora finlandesa
Purga de Sofi Oksanen fue primero un éxito teatral (2007) y después un éxito de narrativa. El camino inverso al habitual de muchas novelas que acaban en los escenarios. La misma dramaturga transformó la pieza teatral en una novela que ha tenido también un recorrido de éxito. ¿Por qué? Detrás de Purga hay un drama humano que explica con pocos personajes una tragedia histórica de dimensiones colosales. La tragedia que se inicia con las purgas aterradoras en los años treinta en la Unión Soviética de Stalin, cuando el simple hecho de ser hijo o nieto de un padre o abuelo con estudios, o el solo hecho de poseer un vestido demasiado nuevo, o demasiado bueno, te podía condenar a la deportación. Era el exterminio de los llamados kulaks, granjeros ricos que habían apoyado la revolución en la década de los años veinte. Acabada la Segunda Guerra Mundial, vencidos los alemanes, el régimen soviético hacía extensivo a todos aquellos territorios anexionados, comolas Repúblicas Bálticas, las purgas contra los kulaks. Purga explica una historia situada en Estonia.
Martin (Santi Ricart) es el resultado de aquella violencia. Tiene que limpiar su nombre ensuciado por unos progenitores exiliados en Finlandia convirtiéndose en fervoroso estalinista. Convertido en miembro destacado del partido local, será el salvoconducto de Aliide (Maria Molins), quien también debe limpiar su expediente manchado por unos padres deportados. Aliide ha sufrido la violencia de los soldados del ejército rojo, su furia sexual; haría cualquier cosa para no volver a ser torturada, vejada. Ya no estamos en los años treinta, sino en 1947. Aliide sobrevive casándose con Martin y haciendo todo lo que este le pide, como denunciar a la familia que le queda. Incluso sacrificará aquello que más querría proteger. Y saltamos a 1992, Estonia se ha convertido en estado independiente. Pero los tentáculos de las mafias rusas se abalanzan sobre el frágil país. Zara (Andrea Portella) llega a la casa de una Aliide (Carme Elias) ya vieja, arrastrada por la conciencia de lo que vivió y lo que hizo. Zara huye de un presente también espantoso de violencia sexual, y lo que no sabemos al empezar Purga es si al refugiarse en casa de Aliide va a un escondite seguro o a una trampa .
Efectivamente, Purga tiene aquel punto épico que consigue traspasar la anécdota de unos pocos personajes para alcanzar un fresco de gran verosimilitud histó-
En ‘Purga’ hay un drama humano que sirve para explicar una tragedia histórica de dimensiones colosales
rica. Pero, al poner el foco en los detalles, algunos bastante crudos, y otras expresiones de la bondad humana, universaliza un argumento que deja de ser propio de un escenario para nosotros lejano y pasa a ser aprehensible para espectadores de cualquier partes.
Ramon Simó dirige la obra y ha hecho una adaptación a partir de la dramaturgia y la novela de Oksanen, con voluntad de subrayar la coincidencia de dos épocas distintas en una escena. Una aventura que ya llevó a cabo con Arcàdia de Stoppard en el mismo TNC. Pero aquí la tesitura dramática es otra, porque la simultaneidad temporal tiene voluntad de subrayar la perdurabilidad de la violencia, la permanencia del miedo y la superficialidad de los cambios políticos.