Desobediencia
A la vista del desarrollo de los acontecimientos en Catalunya en estos últimos años, parece ser que la obediencia no es el punto fuerte del Gobierno de la Generalitat. El respeto a las leyes ha pasado a ser una simple anécdota y su puesta en práctica queda reducida a la nada.
La democracia moderna se basa en el cumplimiento de las leyes dictadas por el pueblo para su buen gobierno, y sin embargo la sucesión de reiteradas desobediencias está a la orden del día y no parece que tenga tendencia a invertir su sentido.
Lo que digan el Tribunal Constitucional, la Junta Electoral, el Tribunal Supremo, la Constitución, el Estatut d’Autonomia, el Consell de Garanties Estatutàries, o cualquier resolución en su contra, es papel mojado para quienes pretenden proclamar una república independiente, que no cuenta con el apoyo mayoritario de los votos, y que quieren instaurar a toda costa, saltándose las resoluciones que no vayan por el camino que ellos precisan y haciendo además uso partidista de lo que es de todos.
Si algún día consiguen su propósito, ¿aceptarán que quien no esté de acuerdo con las leyes y normas que establezcan las vulneren de la misma manera que hacen ellos en este momento o verán como punible lo que ellos están ahora contraviniendo a manos llenas?