La Vanguardia (1ª edición)

El sueño de otro ‘cuento de verano’

El país anfitrión aspira a revivir la atmósfera jubilosa del Mundial del 2006

- María-Paz López B lí . Co spo s l

EEl ‘Sommermärc­hen’ cambió la imagen internacio­nal de los alemanes; se les vio amistosos y emotivos

“Sería muy bonito que volviera a ocurrir, pero no lo creo; ahora hay mucha división”, dice una aficionada

l Mundial del 2006, celebrado en Alemania, resuena en la memoria de los anfitrione­s como un espacio y un tiempo maravillos­os: cuatro semanas de partidos, fiesta y alegría, que enviaron al mundo la imagen de un país transforma­do, menos amenazante, m·s amistoso y m·s reconcilia­do consigo mismo y con su terrible pasado. Incluso ondear la bandera alemana tricolor (negro, rojo y oro), que hasta entonces era visto como una expresión de nacionalis­mo grosero y sospechoso, y que se prefería reservar para edificios y actos oficiales, se convirtió en cosa normal en bares, coches y ventanas.

Ese Mundial ingresó en la cultura popular alemana con el nombre de Sommermärc­hen (cuento de hadas de verano), y ahora que arranca la Eurocopa muchos se preguntan si el país anfitrión revivir· aquella atmósfera jubilosa.

Por lo pronto, en la Fanmeile

(milla de los aficionado­s) de Berlín, ubicada junto a la icónica puerta de Brandembur­go, se arremolina­n los seguidores ya desde el concierto inaugural del miércoles. El enorme tramo cubre una superficie de 24.000 metros cuadrados alfombrada con césped artificial reciclable, en la que se prevé recibir en días de partido a hasta 130.000 espectador­es para ver el juego en grandes pantallas. También aquí ubicó el Ayuntamien­to de Berlín su zona para aficionado­s en el Mundial del 2006.

Sin embargo, la despreocup­ada ligereza de entonces, que condujo al legendario cuento de verano, parece difícil de recuperar. “Sería muy bonito que volviera a ocurrir, pero no lo creo, porque la situación es diferente ahora, en el mundo y en la sociedad; hay mucha división”, dice Lilly Erben, de 21 aÒos, empleada de hostelería en Berlín, que entonces era una niÒa pequeÒa, pero que, como todos en este país, sabe lo que significó para Alemania albergar el Mundial. “Ahora est· la guerra en Ucrania, la inflación…, y el estado de ·nimo en general ha empeorado; aunque también mucho depende de si la Mannschaft llega a la final”, prosigue Erben, que est· con amigos en la zona de aficionado­s.

La expresión Sommermärc­hen

fue acuÒada por el director de cine Sönke Wortmann, que rodó un documental sobre el Mundial y lo tituló Deutschlan­d. Ein Sommermärc­hen, en alusión al poema de Heinrich Heine de 1844 Deutschlan­d. Ein Wintermärc­hen (Alemania. Un cuento de invierno). En ese poema, Heine retrataba la rigidez política de su tierra natal bajo dominio prusiano, y Wortmann quiso transmitir lo contrario: el alegre impulso de Alemania y su selección de fútbol. El documendas, tal se estrenó en octubre de ese mismo aÒo y arrasó en taquilla.

Aquel verano mejoró espectacul­armente la imagen internacio­nal de Alemania, como celebró el gobierno de la canciller Angela Merkel en su informe anual. “Ha quedado confirmado que Alemania y su gente se mostraban relaja

amistosas y emotivas. Viejos prejuicios (terquedad, falta de humor, xenofobia, frialdad emocional) han sido abandonado­s”, aplaudió el ejecutivo. Franz Beckenbaue­r, jefe del comité organizado­r, estaba exultante. “Así es como Dios imagina el mundo, aunque aún estemos a cien mil aÒos de distancia”, dijo el Kaiser, fallecido el pasado enero. El cuento de verano quedó solo ensombreci­do en el 2015 por las sospechas de compra de votos para la adjudicaci­ón del torneo, un asunto de corrupción con derivada fiscal que sigue en los tribunales.

Respecto al 2006, esta Eurocopa presenta también nuevos desafíos en materia de seguridad. Se estima que 2,7 millones de personas asistir·n a los partidos en los estadios en diez ciudades: de Berlín (ahí se estrena EspaÒa maÒana contra Croacia) a Gelsenkirc­hen o Hamburgo, y de Munich a Dortmund o Colonia. Otros 12 millones los seguir·n en las diez Fan

meile. “No hay indicios concretos de amenaza, pero nunca se puede garantizar la seguridad al cien por cien, por lo que estamos preparados y extremarem­os la vigilancia”, dijo la semana pasada la ministra del Interior, Nancy Faeser, en un contexto de preocupaci­ón por riesgo de ataque terrorista y de violencia de hooligans. Hay un fortísimo dispositiv­o policial.

De hecho, según una encuesta de la Universida­d de Hohenheim, solo el 30% de los alemanes planea ver los partidos en grandes actos al aire libre. De ellos, el 20% cita temor a posibles ataques y el 34% cree que en las Fanmeile hay demasiada gente. De momento, en Berlín hemos visto pocas banderas alemanas en las fachadas.

¿Habr· finalmente otro cuento de verano? “Esperemos que sí, pero ya veremos. Los tiempos son ahora diferentes, lo que por supuesto influye; el estado de ·nimo en Alemania es distinto, puede que entonces fuera un poco m·s despreocup­ado que ahora”, reflexiona Philipp Kaiser, que en el Mundial del 2006 tenía 16 aÒos y ha venido a la Fanmeile berlinesa desde Freiberg (Sajonia). “Dependiend­o del éxito en la fase de grupos, imagino que habr· un brote de euforia, y que volveremos a pasarlo muy bien y tendremos un gran torneo –tercia la berlinesa Franziska Pruss, que en la época del Sommermärc­hen tenía 18 aÒos–. Y volveremos a ver un buen ambiente en Alemania, en el fútbol y también en la sociedad”.c

 ?? Li i Nie ner / Reuter ?? Ambiente en la milla de los aficionado­s junto a la puerta de Brandembur­go en Berlín, el miércoles antes del concierto inaugural
Li i Nie ner / Reuter Ambiente en la milla de los aficionado­s junto a la puerta de Brandembur­go en Berlín, el miércoles antes del concierto inaugural
 ?? A exander Ha en tein / Getty ?? Kroos y Gündogan, entrenándo­se antes del debut de esta noche
A exander Ha en tein / Getty Kroos y Gündogan, entrenándo­se antes del debut de esta noche

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain