La ironía necesita distancia
¿Por qué no existen grandes mujeres artistas?, planteaba en 1971 la estadounidense Linda Nochlin en un ensayo ya célebre. Conocemos algunas respuestas: la invisibilización, el silenciamiento, el menosprecioporlascreadoras.Yaunque las cosas van cambiando, algunas no tanto. Por ejemplo, la primera exposición monográfica que la Fundació Miró dedicó a una autora fue en el 2009. La Bienal de Veneciadeesteañodemuestraquese tomaconcienciasobreunainjusticia crónica. Y la publicación de Cent dues artistes en Univers Art ha recuperado nombres que ni siquiera tenían una entrada en la Gran Enciclopèdia Catalana.
La historiadora y crítica Elina Norandi ha hecho la selección de las obras que recoge el libro, y lo presenta en el hall del CCCB acompañada de la profesora de literatura comparada Meri Torras; la jefa de exposiciones de la Fundació Joan Miró, Martina Millà; y la periodista Maria Gorgues, que conduce el acto. En el público están el presidente de Enciclopèdia, Xavier Cambra; el director general, Joan Abellà; los editores de Univers y Univers Art, Ester Pujol y Joan Ricart, y muchos familiares delasartistas,queporfinsevenreconocidas tras haber sido “borradas literalmente”, según Norandi. Su selección es cronológica, desde las nacidas en 1850 hasta las que hoy tienen cuarenta años. Podría haber añadido otro centenar de mujeres, pero se necesitaban bue
fotos de sus obras (de las del sigloXIXapenashaymaterial,amenudo de mala calidad, sacado de la prensa de la época), y también documentación biográfica para elaborar un perfil de cada artista.
Además de pintoras, escultoras, ilustradoras y artistas visuales, hay varias ceramistas, que tuvieron importancia en los años 60 y 70 ; algunas admiten que se sentían más cómodas en los talleres, donde no las ponían siempre en cuestión. Torras recuerda que el mejor elogio que podían hacerle a una artista en el siglo XIX era: “Pintas como un hombre”. Aún hoysiguehabiendoestrategiaspara obviarlas con un recurrente pero (“pero no ha hecho nada más”; “perolahanayudadoporqueeshirock
ja o mujer de”; “pero lo que hace es impropio de mujeres”). Un pero que no tiene en cuenta el contexto: Visitació Ubach está muy bien, pero no es Ramon Casas. Vale. Tampoco tuvieron igualdad de condiciones, lo que después se ha traducido en una falta de referentes.
Una de las lecciones que aprendes en periodismo es que más de la mitad de la población no pilla la ironía. A eso hay que añadir que existeunhumorirreverente(sería el bufonesco, que ridiculiza al poder dejándolo en evidencia), y un humor denigrante, que revictimiza a la víctima y no hace ninguna gracia a quienes suficiente han tenido que aguantar ya. El colectivo ultrarracionalista Homo Velamine denuncia lo que aparenta reinas
vindicar, y llevó esta combinación al límite cuando propuso hacer un Tour de la Manada. Es decir: un recorrido por las calles de Pamplona donde tuvo lugar la violación múltiple en los Sanfermines del 2016. Los medios de comunicación trataron el tema como si fuera en serio, y el resultado supuso una sentencia de 18 meses de cárcel por parte del Tribunal Supremo y varias multas. Lo cual, según la web de Homo Velamine, ha convertido esta obra en su consagración y representa “uno de los mayores atentadosjurídicoscontralalibertad de expresión en España”.
Sobre este caso, Juan Soto Ivars ha escrito Nadie se va a reír. La increíble historia de un juicio a la ironía, publicado por Debate. Lo presenta en el Giardinetto con Ano García, Anónimo García, del barrio zaragozano de Montemolín. Soto tiene la capacidad de congregar a muchísima gente haga lo que haga: entre el público hay un chico que ha venido a propósito desde Menorcayunalumnodelcatedrático de derecho marítimo Jaime
El colectivo ultrarracionalista Homo Velamine denuncia lo que aparenta reivindicar
Rodrigoque,comoyo,sehatenido que quedar fuera con Ignacio Martínez de Pisón porque no cabemos. A nuestras espaldas, un niño rompe un táper: es Alejandro, el hijo de Soto, que está con su madre Andrea Palaudarias, profesoradefilosofía.Latapadeltáperdará muchas vueltas hasta acabar en el bolsillo de Poldo Pomés, que lo devolverá a sus propietarios.
En el turno de preguntas, los abogados Pablo Gallego y Lluc Ruiz reprocharán a los ponentes quehayandichoauténticasbarbaridades jurídicas, y luego se quedaránconellostomandocervezas. Veo a Miguel Noguera y conozco a Galeón,quellamabúneraPisón(la forma boomer de decir boomer, dice). No sé por qué, nos ponemos a hablar de la comparación que Walter Benjamin hizo entre libros y prostitutas (pueden llevarse a la cama, ventilan sus discusiones en público...). En conclusión: si el humor es tragedia más tiempo, la ironía necesita distancia.c