La Vanguardia (1ª edición)

A Busquets no hay quien lo mueva

El pivote acumula esta temporada el 93% de los minutos

- JUAN BAUTISTA MARTÍNEZ Bar lANa

Durante más de una década la alineación del Barça, salvo lesión, comenzaba por Lionel Messi. Eran el argentino, a quien nadie se atrevía a darle descanso, y diez más. Con el delantero en París el que ha tomado la vitola de insustitui­ble es otro veterano con incontable­s horas de vuelo: Sergio Busquets. En el Barcelona donde emergen los chavales, redescubie­rtos por convencimi­ento, por calidad y por necesidade­s del guion, el veterano pivote se mantiene como un tótem intocable. Acumula catorce temporadas en el primer equipo pero lejos de disminuir su participac­ión esta roza la sobrexplot­ación. Era así con Ronald Koeman y es así, incluso con más presencia, en la corta etapa de Xavi Hernández, que lo ve como su auténtica extensión en el campo.

Hasta la fecha Busquets ha participad­o en 27 de los 28 encuentros del Barcelona en la temporada. Siempre ha sido titular y el único partido que se perdió fue el de Mallorca del 2 de enero por sanción. Sólo ha sido sustituido en cinco ocasiones (3 en la Liga y 2 en la Champions), cuatro con Koeman y una con Xavi. Fue el día del debut del de Terrassa ante el Espanyol. No disputó los últimos 12 minutos porque se sentía un poco cargado y después venía un partido trascenden­tal de la Champions frente al Benfica.

A sus 33 años el pivote de Badia ha jugado el 93 por ciento de los minutos. Con un total de 2.372, es el futbolista de la plantilla con más volumen de participac­ión, por encima incluso de Ter Stegen.

Ni siquiera fue eximido del encuentro de la Copa ante el Linares, partido que llegó en pleno brote de coronaviru­s en la plantilla barcelonis­ta. Ni Frenkie de Jong, imaginado en su día como relevo natural de Busquets, ni el emergente Nico, que ejercía de mediocentr­o en el filial, han sido muy utilizados en la posición de ancla.

El de Badia, que también ha jugado seis partidos con la selección española desde septiembre, está más a gusto con un fútbol como el de Xavi, más ortodoxo con el sistema clásico del Barcelona, pero este hecho no puede esconder que cuanto más trepidante­s se vuelven los encuentros más desbordado se ve el futbolista. Ya hace años que le cuesta correr hacia atrás cuando los partidos se parten. El elevado ritmo que practican conjuntos como el Liverpool o el Bayern es ya inasumible para Busquets, que necesita que su equipo esté muy juntito a su alrededor y que el caballo no se desboque.

Quizá con un punto más de frescura física y mental el catalán no habría perdido un balón absurdo que dio origen al primer gol del Madrid en la Supercopa, una jugada puntual pero una señal de que Sergio Busquets no puede estar siempre al máximo.

En esta Barça de circunstan­cias, con problemas de gol y con muchas lesiones, el centrocamp­ista ha sido y es un bastión, algo así como la pieza que ha mantenido el fuerte en pie cuando amenazaba ruina. Pero no sería la primera temporada ni la segunda que el futbolista llega al último tercio del curso con la lengua fuera, muy desfondado y con un rendimient­o declinante.

De momento, con Xavi, Piqué, Jordi Alba y Busquets vienen jugándolo casi todo. La revolución no afecta a estos tres ilustres que, tras amasar títulos con el club, también vienen añadiendo sinsabores de un tiempo a esta parte.c

El de Badia solo se ha perdido uno de los 28 partidos del Barça esta temporada, el de Mallorca por sanción

Hasta que se quedó cojo.

Los problemas de cadera fueron una agonía. Se volvieron crónicos en la segunda parte del 2017, meses después de aquel encuentro con la prensa en Barcelona. Llegó a jugar en Wimbledon, en julio. Después se fue al quirófano.

Se le había diagnostic­ado un pinzamient­o de cadera que acabó degenerand­o en una artrosis, pues el diagnóstic­o había llegado tarde. Tuvieron que colocarle una prótesis de cadera, cirugía invasiva que exige un largo reposo y no le garantiza el mejor del top 100, solicitand­o invitacion­es a los organizado­res de los grandes torneos.

Melbourne le concedió una wild card para este 2022. Entre el 2010 y el 2016 había disputado cinco finales en la Rod Laver Arena (cuatro de ellas las había perdido ante Djokovic y la quinta, ante Federer).

Ayer, Murray (hoy 113.º del mundo) exprimió la invitación. Lo hizo al ganar a Nikoloz Basilashvi­li en cuatro horas, por 6-1, 3-6, 6-4, 6-7 (5) y 6-4. Es el primer partido que gana en Melbourne en cinco años.c

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CAMERON SPENCER / ETTY Andy Murray celebra su victoria sobre Nikoloz Basilashvi­li

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