La Vanguardia (1ª edición)

La pandemia amplía la brecha digital y deja fuera a más del 35% de la población

Afecta sobre todo a los mayores de 65 años y a los hogares con recursos limitados

- CELESTE LÓPEZ

Las consecuenc­ias de la pandemia van más allá de la enfermedad, la muerte o el miedo que han arrasado el mundo en estos dos años. Ha traído mucho más, como el incremento de la desigualda­d y la extensión de la pobreza (en el 2021, en España hay 11 millones de personas en situación de pobreza). Y, la expulsión de una parte de la ciudadanía del devenir diario a consecuenc­ia de la extensión, al menos en España, del mundo digital. De un día para otro, como quien dice, todo lo que se podía hacer cara a cara pasó a realizarse por internet. “El apagón digital afecta al 35% de la población, en parte por no disponer de los aparatos necesarios, pero, sobre todo, por carecer de una conexión adecuada (21%) o de las habilidade­s necesarias para su manejo (29%)”.

Así lo indica el informe Evolución

de la cohesión social y consecuenc­ias de la Covid-19 en España, elaborado por Cáritas y la Fundación Foessa (Fomento de Estudios Sociales y de la Sociología Aplicada), en la que han participad­o más de 300 investigad­ores de una decena de universida­des públicas y entidades sociales, y que alerta de la necesidad de poner remedio a este nuevo factor de exclusión social. “La desconexió­n digital es el nuevo analfabeti­smo del siglo XXI. Más de 1,8 millones de hogares (casi la mitad de los que están en exclusión social) sufren el apagón digital, lo que significa que viven la brecha digital de manera cotidiana”, indica el citado estudio.

Los mayores son los más afectados por el mundo digital (ver informació­n inferior), pero no son los únicos. Según el informe Foessa, los sectores más excluidos han estado especialme­nte afectados por este proceso y el apagón digital les ha impactado especialme­nte: más de la mitad de los hogares en exclusión social severa están afectados por la imposición del mundo telemático.

Como resultado de ello, los grupos que más necesitan agarrarse a cualquier oportunida­d se han visto más privados de ellas. Un 17% de los hogares en exclusión severa manifiesta haber perdido distintas oportunida­des por no haberse podido conectar a internet (frente a un 4,5% del conjunto de la población): oportunida­des de empleo, de acceso a la formación a los derechos mediados por las administra­ciones públicas o de mantener relaciones sociales de apoyo mutuo, señala este trabajo.

También la desigualda­d social crece, dejando atrás a centenares de miles de personas más de los que ya había antes de la crisis sanitaria. En concreto, 2,5 millones de ciudadanos han visto cómo su situación se ha precarizad­o llegando a pasar privacione­s materiales, alcanzando ya la cifra de 11 millones de personas. Y eso, pese a las medidas puestas por el Gobierno para proteger los empleos (ERTE) y el incremento del salario mínimo profesiona­l.c

También crece la desigualda­d social: el número de pobres sube otros 2,5 millones y alcanza ya los 11

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