Un “triste” Berlusconi sopesa retirarse de la carrera a jefe del Estado italiano
Que el sueño de Silvio Berlusconi de convertirse en presidente de la República era una misión prácticamente imposible era sabido desde que se conocieron las intenciones del ex primer ministro de postularse para jefe del Estado italiano. Pero parece ser que poco a poco comienza a darse cuenta de sus pocas posibilidades: Vittorio Sgarbi, el diputado que le está ayudando a recabar votos de parlamentarios indecisos por teléfono, ha dejado de hacerlo porque es un esfuerzo “desesperado”.
“Ayer estaba bastante triste”, reveló en una entrevista radiofónica, explicando que el magnate había regresado a su casa de Milán, dejando el cuartel general de Roma momentáneamente. Esto, a su juicio, responde a que está meditando una “salida digna” con otro candidato de su agrado.
Para ser presidente de la República Berlusconi necesita por lo menos 505 votos de entre los 1.009 electores –diputados, senadores y delegados regionales–, la mayoría necesaria a partir del cuarto escrutinio. Si no hay traidores entre sus filas –algo muy probable– el magnate podría contar con 452 votos de derechas, por lo que todavía necesita convencer a por lo menos 53 entre los 94 parlamentarios no afiliados. Lo estaba haciendo personalmente, llamando uno a uno con la ayuda de Sgarbi, en un plan llamado “operación ardilla” que parece no estar teniendo mucho éxito.
El líder de la Liga, Matteo Salvini, compañero de coalición de derechas de Berlusconi, le ha dado hasta el domingo para confirmar que puede obtener los apoyos necesarios o de lo contrario su partido pondrá sobre la mesa otro candidato que sí podrían negociar con las fuerzas progresistas, cerradas en banda al líder de Forza Italia. El lunes arranca la votación, y la derecha italiana partiría con desventaja para elegir al sucesor de Sergio Mattarella si sigue enrocada con el plan fallido de Berlusconi. El que sigue en todas las quinielas es el primer ministro, Mario Draghi, cuyo nombre podría ser relanzado de retirarse il Cavaliere. La pelota, de momento, está en su campo.c