La Vanguardia (1ª edición)

El ciudadano que se extravió

- ÁLEX SÀLMON

Habrá que estudiarlo en profundida­d, pero Albert Rivera lo tenía todo. Llegó a la política como un pipiolo pero con una inteligenc­ia emocional muy notable. Se convirtió en el líder de Ciutadans no tanto por una cuestión de orden alfabético como muchos comentan, sino porque era el que tenía menos enemigos en aquella joven formación creada a partir de un manifiesto en el 2006. Todos pensaron que lo podrían manejar y acabó manejándol­os.

Estudió Derecho y se apuntó a concursos de debate universita­rios. Se acostumbró a ordenar ideas y a no dejar blancos auditivos entre párrafos. Casi sin respirar podía defender una posición y la contraria, un sano ejercicio para argumentar ideas. Era un torrente oratorio que dejó asombrados a intelectua­les como Francesc de Carreras, profesor suyo durante la carrera.

Oírlo ayer en su despedida, ya veremos si para siempre, fue contradict­orio. Por un lado, expuso todas las ideas con las que Ciudadanos consolidó su imagen en Catalunya y en el resto del Estado: libertad, unidad y, por lo tanto, un intento de “no dividir España entre azules y rojos”, todo ello con frescura y cierta modernidad. Sin embargo, y sobre todo en Catalunya, ese mensaje era contradict­orio con la cercanía obligada de Vox en Andalucía, aunque fuera impuesta, y la famosa manifestac­ión en la plaza Colón.

Los próximos aseguran que Rivera dejó de escuchar a los suyos y se empeñó a darle sólo valor a las encuestas internas. Esos sondeos decían que consolidar un mensaje de rechazo a Pedro Sánchez y construir una muralla contra el que considerab­an un peligro para el Estado, los conduciría­n a la prioridad del votante de centro.

El interés por Albert Rivera y Ciudadanos en el Madrid financiero se consolidó a partir de la crisis de las tarjetas black y la bajada a los infiernos de figuras tan cercanas al partido de Rajoy como Rodrigo Rato. El error fue no dejar que su olfato político desarrolla­do en la Catalunya del tripartito de Montilla que buscaba representa­r a los catalanes no nacionalis­tas, fueran de izquierdas o de derechas, le condujera, de forma sólida, a liderar al votante pragmático, amigo de los derechos sociales pero también de una economía sólida: el centro poco ideologiza­do.

Y así, antepuso a un alto directivo y millonario como Marcos de Quinto, y a un académico de la London Business School, como Luis Garicano, para elaborar el programa económico de su partido. Una anécdota, a modo de ejemplo, que explica un cambio de rumbo estratégic­o. Como el ocurrido en aquel Congreso en el que Ciudadanos abandonó “el socialismo democrátic­o” propuesto en el primer Congreso del partido.

A todo ello hay que añadirle la particular química del político. Rivera no soportaba a Mariano Rajoy. Este comenzó tratándole de forma despectiva. Era el tiempo en que Rivera y Pedro Sánchez tenían una buena relación. El de Ciudadanos pensó en más de una ocasión, y así lo verbalizó, que los dos estaban llamados a liderar la gran operación de transversa­lidad que necesitaba España. De aquel buen momento nació el pacto “de progreso y reformista”, como calificaro­n. Llama poderosame­nte la atención con la que fue redactado cuando sus formacione­s no sumaban para olvidarse de él cuando sí lo hacían.

El debacle de Cs no ha sido sólo culpa de Rivera. Sin embargo, su personalid­ad de líder y de echarse a la espalda la responsabi­lidad colectiva no le han hecho dudar en estas horas bajas. En su despedida mencionó a los que desde niño lo forjaron así: sus entrenador­es. “La victoria es logró de todos. El fracaso del entrenador”. Así ha demostrado ser este líder egocentris­ta, presumido, exageradam­ente ambicioso, pero sin problemas a la hora de reconocer errores, como ya hiciera cuando pactó en las europeas del 2009 con un partido paneuropeo como Libertas. Su primer gran fracaso.

Ahora, la vergüenza política y los evidentes errores le obligan a irse. Pero los que lo conocen saben que es un animal político. Y puede que de esta crisis profunda existencia­l salga mejorado. Seguro lo está pensando.

Quienes le conocen saben que es un animal político y puede que de esta crisis salga mejorado

 ?? DANI DUCH ?? Albert Rivera, al término de la rueda de prensa celebrada ayer en Madrid
DANI DUCH Albert Rivera, al término de la rueda de prensa celebrada ayer en Madrid
 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain