La Vanguardia (1ª edición)

La recogedera

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Alfons Vila Shum (1897-1967) fue un gran dibujante anarquista, exiliado después de la guerra de 1936-1939. Tengo una grabación de la historia de la vida de Shum, en dominicano, por su nieta, Montserrat Prats. La entrevisté en Santo Domingo. Estaba trabajando en un libro sobre el exilio. Cada exiliado hablaba distinto, con el catalán de México o de Argentina, con el castellano de Cuba o de Venezuela, y yo lo transcribí­a minuciosam­ente. Montserrat era muy expresiva y tiene bastante gracia.

“A París, a Francia, se fue desde los trece años, no volvió jamás a su casa. Se fue siendo niño, a hacer mundo, se hartó de la aldea. ¿Cómo se llamaba la aldea? San Martí de Maldà, en Urgel. La abuela hacía siempre un cuento que en ese pueblo, ese pintor catalán que era famoso porque parece que tenía un temperamen­to muy bohemio y muy extraño que se llamaba Miguel Viladrich, hablaba siempre con el niño y que le decía: ¿tú quieres venir a pintar conmigo? Ven, ven, para que veas lo que yo hago. Parece ser que de ahí él se enamora de la pintura. Entonces se va, caminando se va, como cogiendo bola que decimos ahora, y se monta en lo que sea, en un burro, en una carreta, hasta llegar a París. Y en París, claro, un muchachito de trece años. Empezó haciendo dibujos en la calle, después tuvo un trabajo en una orfebrería. Allá se movían mucho en esa época los movimiento­s anarquista­s. De ahí es que el conoce a Víctor Serge”.

Entonces viene el gran drama de Shum. “Cuando regresa para Barcelona ya viene con la idea de que tiene que hacer algo desde el punto de vista social pa que cambie la situación económica, y cómo hay la recogedera de los muchachos jóvenes para mandarlos pa Marruecos, lo que hace es: el tenía un íntimo amigo anarquista en París, pero mayor que él, que lo cogen pa las quintas y desaparece. A los dos o tres años del amigo no aparecer, él se roba las primeras letras del nombre con las primeras letras del apellido del amigo y hace un mininombre que se convierte en su nombre de guerra, porque el amigo se llamaba Salvador Humbert y entonces el coge la S y el Hum del apellido y hace el nombre de Shum. Con ese pseudónimo lo juzgan por el atentado anarquista de la calle Toledo, que estalló una bomba y por un atentado que hizo contra el rey, un atentado famoso con un automóvil que no explotó. En esa explosión la mano derecha se le daña totalmente. Lo cogen preso y lo condenan a muerte, con Primo de Rivera. Hay cantidad de escritos sobre él pidiendo su indulto. De toda Europa y de toda España, toda la intelectua­lidad y los artistas, los escritores, poetas, todos, para que lo indulten. Le conmutan la pena de muerte pero le dejan una pena de diez años de prisión. Entra en la cárcel en el 23 y sale en el 31. Margarita Nelken cuando la nombran ministro de cárceles en la República, indulta, y hay un indulto para él también. En la cárcel sigue dibujando y trabaja para Le Monde”.

¿Menuda historia, eh? Ahora la pueden encontrar, en buen catalán, en el libro de Diminuta Shum. El dibuixant anarquista de Josep M. Cadena, Jaume Capdevila y Lluís Solà i Dachs, más afinada y con más detalles y con un montón de dibujos de Shum.

“En esa explosión la mano derecha se le daña totalmente; lo cogen preso y lo condenan a muerte, con Primo de Rivera”

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