La factura del cierre de parte del gobierno de EE.UU. se dispara
Los efectos del cierre parcial de la Administración estadounidense están siendo más severos de lo anticipado, el doble de lo previsto por la Casa Blanca, de acuerdo con sus propias estimaciones. Por cada semana que pasa, el crecimiento económico del país retrocede un 0,1%, unos 2.100 millones de dólares, el porcentaje que inicialmente se calculaba que mermaría cada dos semanas, informaron ayer fuentes de la Administración.
Aunque ha habido otros cierres por desacuerdos entre el Congreso y la Casa Blanca por el presupuesto, el actual es ya el más largo de la historia de Estados Unidos. Cumple 27 días sin final a la vista para desesperación de los 800.000 empleados federales que, el pasado viernes, dejaron de percibir su salario por primera vez. El impacto económico de la falta de financiación pública es mayor de lo previsto, en parte por los efectos del cierre sobre el sector privado. La situación es especialmente angustiante para los contratistas privados ya que, a diferencia de los funcionarios, no recuperarán los salarios perdidos.
Inquieto por el impacto económico y el creciente malestar social por sus consecuencias administrativas, el presidente Trump ha ordenado a unos 46.000 empleados federales más que vuelvan a sus puestos, sin cobrar, ya que sus funciones son consideradas imprescindibles. La nueva hornada de trabajadores reclutados incluye empleados de la agencia tributaria, la agencia de seguridad alimentaria y la emisión de derechos de perforación petrolera.
En total, hay unos 470.000 empleados públicos obligados a trabajar sin sueldo. El Sindicato de Empleados del Tesoro Nacional ha demandado al Gobierno por estas decisiones. “Esta Administración está siendo creativa en su capacidad para infringir la ley y desafiarlos límites”, afirma Sam Berger, asesor del think tank progresista Center for American Progress.
Senadores republicanos y demócratas están reuniendo firmas para pedir a Trump que reabra la Administración tres semanas mientras discuten sobre la seguridad en la frontera. La presidenta de la Cámara de Representantes, Nancy Pelosi, pidió ayer a Trump que busque otra fecha para pronunciar el discurso sobre el estado de la unión o lo envíe por escrito. ¿La razón? Motivos de seguridad, ya que no hay personal suficiente, sostiene, para organizar la intervención ante las dos cámaras del Congreso, con presencia de magistrados y el cuerpo diplomático internacional. Trump pretendía utilizar el púlpito para defender su muro y culpar a los demócratas del bloqueo.