Evitar el despilfarro
La UE lucha por limitar el gasto energético e impulsar las renovables
Atajar el consumo y el despilfarro de energía es uno de los temas clave para la Unión Europea que, desde hace años, legisla para conseguir reducir el gasto energético y favorecerlas energías limpias. El resultado es que los países europeos consumen menos energía que hace 10 años yen la década de 2005-2015, la proporción de energías renovables en el consumo de energía de la U E casi se duplicó y pasó del 9% acerca del 17%
La eficiencia energética es un tema que ocupa y preocupa. El objetivo número 7 de Desarrollo Sostenible de la ONU pretende “garantizar el acceso a una energía asequible, segura, sostenible y moderna para todos”. Y para la Unión Europea cada vez reviste mayor importancia la reducción del consumo y el despilfarro de energía. Un problema que no solo es económico sino también de salud pública y del planeta. Según datos de Naciones Unidas, la energía es el factor que contribuye principalmente al cambio climático y representa alrededor del 60% de todas las emisiones mundiales de gases de efecto invernadero. Además, nueve de cada diez personas en el mundo respiran aire contaminado, lo que provoca 7 millones de muertes anuales por causas directamente relacionadas la polución, informó la Organización Mundial de la Salud (OMS).
La buena noticia es que los países europeos consumen menos energía que hace 10 años, sobre todo gracias al aumento de la eficiencia energética, explican desde la Agencia Europea del Medio Ambiente. Europa también depende menos de los combustibles fósiles gracias al ahorro de energía y la utilización de energías renovables.
En la década de 2005-2015, la proporción de energías renovables en el consumo de energía de la UE casi se duplicó y pasó del 9% a cerca del 17%. Sin embargo, a pesar de que su cuota de mercado se está
reduciendo, los combustibles fósiles siguen siendo la fuente de energía dominante en Europa, y la más contaminante. Pese a todo, Europa sigue dependiendo de la energía que importa. Los datos de Eurostat apuntan que más de la mitad (54%) del consumo interior bruto de energía de la EU-28 en 2015 corresponde a fuentes de energía importadas. Por todo ello, la UE acordó este junio un objetivo de ahorro energético del 32,5% de aquí a 2030, en la línea de los compromisos alcanzados en el Acuerdo de París.
En 2007, la Unión ya estableció el objetivo de reducir en 2020 el consumo anual de energía de la Unión en un 20%. El primer conjunto de medidas climáticas y energéticas de la UE establece otros dos objetivos destacados para 2020, una reducción del 20% de las emisiones de gases de efecto invernadero y un incremento de hasta un 20 % en la proporción de energías renovables, son los denominados Objetivos 20-20-20.
Objetivo 2050
Además, la Comisión presentó, el 22 de enero de 2014, el marco en materia de clima y energía para 2030, que tiene como objetivo que el sistema económico y energético de la UE sea más competitivo, seguro y sostenible. Otra de sus misiones es ayudar a la UE a dar el siguiente paso hacia el objetivo de reducir, de aquí a 2050, las emisiones de gases de efecto invernadero en un 80-95% en relación con el nivel de 1990. La dependencia de la UE con respecto a las importaciones de energía, con frecuencia procedentes de zonas políticamente inestables, es otro de los puntos clave en la nueva estrategia –el gasto en importaciones de energía es de unos 350.000 millones de euros anuales y hacen de la UE el mayor importador de energía del mundo–. En España, el 74% del consumo energético, casi tres cuartas partes, proviene todavía de los combustibles fósiles. Y el 98% de estas fuentes de energía se compra al exterior.
En estos últimos meses, hemos visto avances en este sentido como el acuerdo relativo a la gobernanza de la Unión de la Energía, una parte esencial del paquete de medidas sobre energía limpia. Además, también en junio, el Consejo confirmó el acuerdo provisional acerca de la revisión de la Directiva sobre las energías renovables, que debe allanar el camino para la transición de Europa hacia unas fuentes de energía limpias como son las energías eólica, solar, hidroeléctrica, mareomotriz, geotérmica y la energía procedente de la biomasa. Este acuerdo fija como objetivo que en 2030 el 32% de la energía de la UE proceda de fuentes renovables.
Mejora en los edificios
En mayo, el Consejo también adoptó una directiva para mejorar la eficiencia energética de los edificios y fomentar su renovación. El objetivo a largo plazo es la descarbonización del parque inmobiliario de la UE, que es muy poco eficiente. Esta Directiva apoya los trabajos de renovación rentables, introduce un indicador de inteligencia para los edificios, simplifica las inspecciones de las instalaciones de calefacción y aire acondicionado y fomenta la electromovilidad mediante la creación de plazas de aparcamiento para vehículos eléctricos. Las políticas europeas de la última década parecen ir en la buena senda, puesto que los gases de efecto invernadero se redujeron un 18% entre 1990 y 2012, y la cuota de las energías renovables pasó del 8,5% en 2005 al 14,1% en 2012. Además, se prevé que para 2020 la eficiencia energética experimente una mejora del 18–19%. Este porcentaje es algo inferior al 20% establecido.
En España, este octubre, la Comisión de Transición Ecológica del Congreso apoyó una proposición no de ley del PSOE por la que reclaman al Gobierno recursos para el Instituto para la Diversificación y el Ahorro Energético (IDAE) con el objetivo de aplicar una estrategia ambiciosa de ahorro y eficiencia energética, que se sitúe entre las prioridades de la política energética del país.
El texto contempla una decena de puntos que buscan el impulso de la eficiencia y el ahorro energético, y entre las medidas que se reclaman, destacan la petición al Ejecutivo para aprobar un plan estratégico que incluya actuaciones preferentes para viviendas habitada por familias en situación de pobreza energética.
También se propone impulsar la incorporación de servicios energéticos avanzados en el marco de planes de rehabilitación de vivienda y revisar las normas de edificación y rehabilitación. El mismo texto pide fomentar cambios importantes en cuanto a movilidad, en una estrategia en la que el transporte público y el vehículo eléctrico juegan un papel fundamental. También se quiere avanzar en la regulación del autoconsumo para eliminar las barreras administrativas y económicas actuales, y apostar por las energías renovables.
Los gases de efecto invernadero se redujeron un 18% entre 1990 y 2012, y la cuota de las energías renovables pasó del 8,5% en 2005 al 14,1% en 2012. Además, se prevé que para 2020 la eficiencia energética experimente una mejora del 18–19%, inferior al 20% establecido