La Vanguardia (1ª edición)

No hay manera

El Barça de Pesic reincide en sus errores y cae ante un modesto Gran Canaria

- RAMÓN ÁLVAREZ

Herbalife Gran Canaria 87 Barcelona Lassa 86

No hay manera. El Barça Lassa tiró ayer su segundo partido de Euroliga ante un Herbalife Gran Canaria que necesitó muy poco para superar en los últimos segundos a un rival que pudo haber matado el partido en el tercer cuarto, pero que se durmió tras confiarlo todo a Kuric y Tomic. Los canarios debutaron así en casa con victoria en la competició­n europea sacando los colores a un Barça que ya está a la cola con un 0-2. Porque si los barcelonis­tas supieron aprovechar las deficienci­as con las que el Granca inició la temporada para barrerlo de la pista en el estreno de la Liga Endesa, ayer las cosas fueron muy diferentes. No porque los canarios hayan progresado en estas primeras semanas de competició­n –llevan un pobre 1-3 en la ACB–, sino porque los blaugrana volvieron a mostrar sus carencias ante un rival que, sobre el papel, no debería haberles planteado tantos problemas.

Y eso que los de Pesic empezaron bien, con los dos exjugadore­s locales –Kuric y Pangos– marcando las diferencia­s y frustrando en ese inicio las expectativ­as de su antigua afición. Un 0-7 del base canadiense, merced a dos tiros de 2 y un triple, abrieron brecha (9-16) superado el ecuador del primer cuarto, que acabó con ese gap blaugrana (18-26). Las cosas pintaban bien para los barcelonis­tas, pero los de Salva Maldonado no bajaron los brazos y con su particular

clan de la butifarra en pista –los catalanes Rabaseda, Paulí y Oliver, quien a sus 40 años bate récords en la Euroliga– firmaron un gran inicio de tercer cuarto que, con un parcial de 7-0 los volvió a meter en el partido. Hasta que un triple de Evans les puso incluso por delante (35-33) a 4m08s del descanso.

El Barça no encontraba la fórmula para doblegar a un adversario que parecía no creerse lo que estaba consiguien­do y que también perdonó lo indecible. Ese juego de errores en el que se convirtió el partido, sin embargo, le bastó para irse al vestuario con un sorprenden­te 44-44. Sin complejos, los locales salieron motivados y firmaron un buen arranque de tercer cuarto para adelantars­e y conseguir la que fue su máxima ventaja (50-46). Pero de ahí no pasaron. El

Granca se cargó de faltas y el Barça, por fin, pudo hacerlo fácil. Pero ni con el recital de Kuric, que acabó con 24 puntos, ni con las batallas que casi siempre ganaron Tomic y un renacido Séraphin en la pintura tuvo el Barça suficiente. En ese cuarto llegó a mandar con relativa comodidad, aunque sin romper ese techo de 5 o 6 puntos que mantenía a los canarios en el partido.

Y ahí llegó la hecatombe, esa incomprens­ible pájara que acaba dilapidand­o en un visto y no visto todo lo que los blaugrana consiguen con esfuerzo. Dos balones robados y la irrupción de Evans en el encuentro pusieron a los locales primero a 1 punto (8182) y después de nuevo por encima (85-84). Aún así, con menos de 1 minuto de juego, el Barça volvió a contar con una gran oportunida­d para hacerse con el partido y dejar que todo pareciese un accidente en el momento en el que Tillie perdió los nervios y el árbitro principal le pitó una técnica por patear un panel publicitar­io.

Los de Pesic volvieron a ponerse por delante y vieron cómo el Gran Canaria también desaprovec­haba su ataque. Pero aún podían tirarlo todo por la borda, como efectivame­nte hicieron. Singleton arriesgó con un triple que falló para dejar 13,9 s a los canarios y, por si eso fuera poco, en el ataque local cometió personal sobre un Hannah que ya no tenía opciones de tiro, pero que no erró desde la línea de 4,60 m.

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ELVIRA URQUIJO A. / EFE El blaugrana Singleton trata de culminar un ataque ante el grancanari­o Báez

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