La complicidad
Cada vez que el fascismo ha sacado sus fauces y ha mordido las entrañas del mundo, sus víctimas han recordado quienes eran sus cómplices. La extrema derecha siempre se ha alimentado de la crisis económica, la inestabilidad política y el miedo ciudadano, pero el manjar más preciado de ese dios del mal, se ha cocido en las zonas buenas de la sociedad, allí donde los que debían hablar, callaban; quienes debían denunciar, escondían; los que debían mostrar, blanqueaban. Los cómplices naturales del fascismo son aquellos que minimizan su naturaleza, confraternizan sin complejos y blanquean su negrura.
Pienso en ello, y en su derivada española, cuya extrema derecha crece como en el resto del mundo, pero con connotaciones propias. Estoy lejos de casa, y a miles de kilómetros, esa red de complicidades, nacidas en el seno de la sociedad española, que ha dado pábulo a la extrema derecha, es aún más transparente y lacerante. Lo resume con precisión un tuit de Jordi García (@Hidroboy83): “Miro la prensa. Los historiadores dicen que lo de Casado y América es la misma mentira que contaba el franquismo. Tejero estuvo en un acto de la Guardia Civil. Billy el Niño en uno de la Policía. Vox ocupando titulares. Pero sí, a los fachas los ha despertado el independentismo”. Desgraciadamente, la hemeroteca podría completar los 140 caracteres ad infinitum, porque la complicidad de la derecha y, globalmente, del sistema de poder español, es tan densa como ininterrumpida. Por ejemplo, añadir que muchos de los cargos relevantes en la dirección uniformada o en la judicatura, o en los pasillos del poder del Estado, han coqueteado sin ambages con el ultrismo español, con los hermanos Pérez de los Cobos como metáfora de este desgarro: Francisco, expresidente del Tribunal Constitucional, a pesar de haber destripado ejemplares de la Constitución en el instituto y participado en las campañas del no al lado de su familia franquista; Diego, coronel de la Guardia Civil en proceso de ascenso a general, responsable de los Mossos durante el 155, y en su biografía, candidato de Fuerza Nueva, defensor del “No a la Constitución” y vestido de Falange presentándose voluntario a defender el 23-F. ¡Qué decir de los privilegios de la francada, con la propia Corona ratificando un duquesado a la nietísima del dictador, o los beneficios públicos que ha tenido la fundación que lo glorificaba!
Sólo faltaba la derivada ultra de PP y Ciudadanos, que coquetean y se manifiestan sin complejos al lado de los fascistas de Vox, mientras abonan un relato violentista contra el independentismo democrático. Por supuesto que la extrema derecha española crecerá mucho y será muy peligrosa. Pero no busquemos paralelismos europeos o excusas argumentales. Este huevo podrido nace de una serpiente españolísima, que nunca se desligó de la extrema derecha, quizás porque siempre la consideró de la familia.
Los cómplices del fascismo son aquellos que minimizan su naturaleza y blanquean su negrura