La Vanguardia (1ª edición)

Una impugnació­n largamente estudiada

- J. M.ª Brunet

En los laboratori­os jurídicos del Gobierno se seguía trabajando anoche, horas después de ser anunciado, en la redacción del recurso que se va presentar en los próximos días contra la resolución del Parlament que reprobó al Rey y abogó por la abolición de la monarquía. El Ejecutivo manifestó que tenía en estudio esta iniciativa al poco de ser aprobada, el pasado jueves, por la Cámara catalana, pero añadió que su concreción era especialme­nte difícil. Finalmente, todo indica que se ha elegido la vía del recurso de inconstitu­cionalidad, por estimarse que el texto de la moción del Parlament vulnera la Constituci­ón, al atribuirse la Cámara catalana competenci­as en materia de definición de la forma de Estado que en absoluto le pertenecen. Ahora bien, se va a plantear nuevamente aquí el problema de si pueden imponerse límites a las declaracio­nes políticas de un Parlamento, en especial si lo que aprueba, el texto votado, no está llamado a tener efectos jurídicos. La vía del recurso de inconstitu­cionalidad requiere un dictamen previo del Consejo de Estado –preceptivo, pero no vinculante–, que entrará en esta cuestión. El Ejecutivo dijo ayer que pediría este informe, luego cabe creer que ese será finalmente el recorrido elegido. En tal caso, la primera decisión que deberá adoptar el Constituci­onal (TC) es si admite a trámite el recurso. Y si lo hace, la suspensión de la resolución del Parlament –en el caso, lógico, de que la pida el Gobierno– será automática, por mera aplicación de las previsione­s constituci­onales para este tipo de recurso. Pero el posterior debate de fondo, sobre los citados límites de la actividad parlamenta­ria, será sin duda más complejo. /

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