Por una razón más
Es una lástima que la segunda temporada de la serie Por 13 razones (Netflix)haya llegado en mayo y no unos meses antes, a tiempo de que hubieran podido verla antes de emitir su sentencia los jueces de la Audiencia de Navarra que juzgaron el caso de La Manada.
En especial, sería recomendable que los magistrados vieran una escena del décimo episodio en la que la joven actriz Ajiona Alexus se queda atrapada en un cuchitril con tres atletas del instituto y no consigue escapar con facilidad de una situación que se va complicando por la actitud cada vez más agresiva que tienen los chicos.
Los jóvenes ofrecen droga a su (¿invitada o acosada?) y, aunque ella sólo desea salir de allí, se ve tan intimidada que acaba por probarla, tanto como ellos le piden (¿o más bien se lo ordenan?), y someterse a sus caprichos, con una autoridad basada en la fuerza física.
Lo que sucede en ese cuartucho no es una violación, pero sí muestra a un grupo de chicos abusando de una chica. Y ella acata todo lo que van pidiendo, con un creciente nerviosismo, porque el dominio que empiezan a ejercer sobre ella es abrumador. Ella lo sabe y ellos, por supuesto, también.
Aunque a esta segunda entrega de Por 13 razones le han llovido críticas por seguir el mismo caso del suicidio de una adolescente de la primera temporada, esta producción ha crecido. Los productores han buscado entender mucho más los comportamientos del complejo universo de los jóvenes en el instituto y ofrecer explicaciones de por qué algunos actúan como lo hacen, no sólo quiénes creen que su única salida es quitarse la vida, sino quienes se enfrentan a otras situaciones con diferente grado de gravedad.
En esta segunda temporada, los creadores de Por 13 razones han puesto un especial cuidado en mostrar cosas que deberían ser obvias pero que una parte de la sociedad todavía no ha asumido.
El villano, Bryce Walker, el rico capitán del equipo y violador, es presentado como un monstruo. A pesar de que la sentencia en el juicio al que le someten es criticable, está basada en resultados reales de la mayoría de fallos judiciales que obtienen los chicos de su mismo estatus social que cometen los mismos crímenes en Estados Unidos. Así se logra la indignación de la audiencia. Toda una crítica al sistema que vale la pena por sí sola.