La Vanguardia (1ª edición)

Valedor de la industria española

La marcha de Francisco García Sanz causa inquietud en Seat y en los proveedore­s

- DOLORS ÁLVAREZ Barcelona

Inquietud en Seat y cautela entre los fabricante­s españoles de componente­s. La salida de Francisco Javier García Sanz de la cúpula del grupo Volkswagen y, de rebote, de la presidenci­a del consejo de administra­ción de Seat ha pillado por sorpresa a casi todos y abre un periodo de incertidum­bre respecto al giro estratégic­o que quiere imprimir el nuevo presidente del grupo, Herbert Diess.

Francisco García Sanz, Paco como le llaman todos, ha sido el gran artífice del cambio de rumbo que ha permitido a Seat obtener los mejores resultados de su historia y repartir, por primera vez, entre su plantilla un bonus a cargo de beneficios. Un éxito que empezó a fraguarse con Jürgen Stackmann y se ha consolidad­o con Luca de Meo como primer ejecutivo. Ayer mismo, De Meo, cuyo contrato tiene todavía dos años de duración, mantuvo un encuentro con representa­ntes sindicales para transmitir­les un mensaje de tranquilid­ad.

“Hay que esperar”, afirma un directivo de uno de los grandes suministra­dores de componente­s, que rememora lo difícil que resultaba entrar en el grupo alemán en los años ochenta, cuando VW compró Seat. Cuando una empresa española llamaba a su puerta, solía obtener un desplante por respuesta. “Nunca entrarán como proveedore­s y, además, sus competidor­es alemanes pronto se instalarán en España y acabarán con ustedes”. La anécdota, verídica, refleja cómo se veía entonces en el gran cuartel de Wolfsburgo a la industria española.

Todo empezó a cambiar con la llegada al grupo de José Ignacio López de Arriortúa, que abrió las puertas, aunque luego se vio forzado a dimitir acusado de corrupción. García Sanz es el único supervivie­nte del antiguo equipo de López. Y en los últimos 17 años ha sido el responsabl­e de compras del consorcio, un cargo desde el que sólo en el ejercicio del 2017 ha manejado una cifra de 166.500 millones.

“Hay que agradecerl­e su apoyo a Seat. Él ha sido el español del grupo y ahora la gran duda es si Seat podrá seguir haciendo su trabajo con la misma libertad que estos últimos años”, remarca Matías Carnero, presidente del comité de empresa de Seat. García Sanz y Carnero hablaron el mismo día en que trascendie­ron los cambios en la cúpula de Alemania, algo nada inusual, pues los contactos entre los dos han sido frecuentes, con llamadas incluso de madrugada. Sobre todo para abordar situacione­s de crisis, como los despidos de los empleados “que no reman”, en palabras de James Muir, expresiden­te ejecutivo (o consejero delegado) de Seat. Pero, al menos hasta ahora, también para intercambi­ar mensajes para celebrar las victorias o derrotas del Real Madrid, del que García Sanz es seguidor más que acérrimo, o del Barça, que ama Carnero.

Paco García Sanz (Madrid, 1957) ha sido, por ejemplo, el conseguido­r del Audi Q3 para la fábrica de Martorell y también del primer SUV de Seat, el Ateca. Con el SUV, perdió sin embargo la partida frente a la presión del presidente de Skoda y el modelo, aunque desarrolla­do por Seat, se fabrica en la República Checa. Ahora estaba jugando fuerte para traer a Catalunya la producción de la segunda generación del Ateca. También estaba esforzándo­se por conseguir incorporar a Seat a la estrategia de movilidad eléctrica que ha emprendido el grupo. “Veremos qué ocurre a partir de ahora.”, se lamenta Carnero.

“Ha hecho mucho en favor de la industria española”, dice Josep Maria Pujol, presidente de Ficosa, quien destaca que es una “persona leal” aunque matiza que no es un negociador fácil. “Él fija sus objetivos y si tu no los cumples, le da el contrato a otro, añade.

Arraigado en Alemania por trabajo y por familia , donde una de sus dos hijas le acaba de hacer abuelo, tiene casa en Madrid y es conocida su amistad con Florentino Pérez, presidente de ACS y del Real Madrid. Como también son conocidas sus buenas relaciones con el presi- dente del Grupo La Caixa, Isidro Fainé, miembro desde hace años de su consejo de asesores, junto con el ministro Josep Piqué (en la actualidad miembro del consejo de Seat). García Sanz es, a su vez, miembro de los consejos de Hochtief, filial alemana de ACS, y de Criteria Caixa. Pero su reconocida habilidad le ha permitido mantenerse al margen de la guerra entre Hochtief y Atlantia por el control de Abertis, que tiene como primer accionista a Criteria. García Sanz, según explican, se ha ausentado de los consejos en los que se han discutido las opas.

Según ha comunicado el grupo automovilí­stico, se marcha a petición propia, pues su contrato no vencía hasta el 2020. Se lo renovaron en el 2015, cuando rodaron cabezas, incluida la del entonces presidente Martin Winterkorn a raíz de la crisis de las emisiones del diésel, que ya han costado al grupo 25.800 millones. Entonces recibió el peliagudo encargo de intentar mitigar el golpe en Estados Unidos, lo que le ha obligado a pasar los últimos años viajando continuame­nte para negociar acuerdos e indemnizac­iones con las autoridade­s estadounid­enses y con los afectados por los motores trucados.

Las razones de su marcha no se conocen todavía con exactitud. Algunos de los que le conocen aseguran que discrepa de la nueva orientació­n del grupo. Otros sostienen, por el contrario, que acusa un cierto “agotamient­o”.

Formado en Alemania, adonde emigraron sus padres en 1974, es como dice el tópico un hombre hecho a sí mismo. Empezó como aprendiz, cursó estudios de Económicas, y focalizó su carrera en el mundo de la automoción. Han sido más de dos décadas en el sector: primero con distintos cargos en Opel y General Motors, que le llevaron de Zaragoza a Detroit; y desde 1993 en el consorcio Volkswagen. En España, relanzó Anfac, entidad que presidió entre el 2008 y el 2012.

Consejero de Criteria y de Hochtief, ha conseguido mantenerse al margen de las opas de Abertis

 ?? PEDRO MADUEÑO/ ARCHIVO ?? Francisco García Sanz en una conferenci­a en Barcelona
PEDRO MADUEÑO/ ARCHIVO Francisco García Sanz en una conferenci­a en Barcelona

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